Y esta Navidad, ¿qué? Es la pregunta que nos empezamos a hacer cuando todavía queda un mes para que lleguen las dichosas NAVIDADES.
Estas fechas, todos los años nos producen emociones muy variadas, a unas les genera ilusión y se dejan envolver por la magia de la Navidad, a otros les genera nostalgia y tristeza, recuerdan a seres queridos que ya no están; hay quien las está esperando para poder parar y descansar; incluso para muchas otras personas son fechas llenas de hipocresía y falsedad. Para todos los gustos…
Lo que está claro es que todo el mundo vamos a tener que hacer un duelo de cara a las próximas Navidades ya que van a ser totalmente diferentes a otros años.
Los más txikis se van a quedar sin ver el desfile de MariDomingi y Olentzero y sin los preciados caramelos de los galtzagorris; la juventud s se quedan sin salir con sus cuadrillas y amistades en Nochebuena o Nochevieja; no vamos a poder celebrar esas reuniones multitudinarias (que, en algunos casos, ni falta que hace..) Por otro lado, en muchas familias el juntarse con los más mayores va a ser una toma de decisión delicada y complicada.
Este diciembre nos pilla a todas las personas a falta de relación y contacto; y es que ya llevamos desde marzo entrenando en ese cambio de hábitos y costumbres. A nadie nos ha cogido por sorpresa que tendremos que seguir manteniendo las medidas sanitarias por un tiempo más.
No saber cuántos vamos a poder ser en la mesa, si podremos cambiar de municipio para ver a nuestros seres más queridos … la incertidumbre y la falta de control, nos provoca ansiedad y estrés; estados emocionales a los que nos hemos acostumbrado por la pandemia.
Sin embargo, por otro lado, quizá estas Navidades no tendremos las mismas expectativas y exigencias que otros años; serán unas Navidades menos bulliciosas, menos “fingidas” y más íntimas. Habrá mujeres que no tendrán que pasar horas y horas en la cocina preparando comidas y recogiendo, día si y día también todo, para contentar a su familia; las criaturas no tendrán esa sobreestimulacion de ver a 5 maridomingis, 6 papanoeles y 10 reyes magos distintos … Este año, no vamos a tener que “fingir estar felices y contentos”, como suele ser habitual cuando compartimos mesa con familiares que igual no hemos visto en mucho tiempo y con quienes no nos apetece demasiado estar. Este año, nos sobra la multitud, el exceso y el bullicio de otros años… porque, aunque suene a topicazo, este año hemos aprendido a disfrutar de las “cosas pequeñas” que habitualmente pasan desapercibidas y en este momento “nos saben a gloria bendita!”
Sentimos agotamiento y, sin embargo, esta situación nos da la oportunidad de poder vivir estas Navidades de otra manera. La pandemia nos ha enseñado a valorar las cosas más pequeñas. Todo dependerá de la actitud con la que afrontemos estas fechas, dentro de todas las restricciones, ¿qué cosas podemos gestionar sin poner en riesgo nuestra salud y la de los demás? ¿qué decisiones podemos tomar en nuestro núcleo familiar de cara a estas Navidades?
Este año tenemos la oportunidad de elegir realmente con quién queremos sentarnos alrededor de la mesa, elegir con quién y dónde vamos a tomar un café, un pintxo o el vermuth (si nos dejan);dónde vamos a comprar lo qué vamos a cocinar; dónde compraremos lo que vamos a regalar o qué cosas podemos crear como regalo para los que no vamos a ver o como decoración…
La situación dramática que vivimos nos hace ser conscientes de la importancia de cuidar lo cercano, lo pequeño, la importancia de arrimar el hombro y hacer gasto (los que puedan) en la tienda del barrio o en el bar de al lado.
Que todo esto sirva para acercarnos y echarnos una mano en la medida de lo posible entre los que estamos cerca, familia, buena compañía, amigas y vecinos.
Haizea Marijuan, psicóloga, terapeuta infantil
Escúchale en esta entrevista en Radio Vitoria:
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