¿Quién soy? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Hacia dónde me dirijo? A lo largo de nuestra vida pasamos por varias crisis, pero esto no quiere decir que sean negativas, al contrario, son una oportunidad de cambio.
¿Qué es una crisis de identidad?
Este término proviene de las crisis evolutivas, entendiendo estas como el paso de una etapa a otra durante el ciclo vital. Nuestro ciclo vital es discontinuo y el paso de una etapa a otra se da cuando enfrentamos nuevos retos como manera de avanzar y crecer a nivel emocional. La crisis de identidad es una circunstancia vital, no es un trastorno ni un desorden; podemos decir que es un ejemplo de patologización de la normalidad, ya que no existe como diagnóstico.
Cuando no tenemos muy claro quiénes somos, las dudas nos abordan, sentimos inseguridad y, a veces, empezamos a sentir un vacío y soledad que asustan. Otros síntomas que lo acompañan pueden ser la ansiedad, la incertidumbre, la sensación de estar un poco perdido/a, sin rumbo, la frustración por los sueños no logrados, la tristeza, la desgana o la desmotivación, entre otros. Pero es una opción nuestra decidir si asumimos su existencia e intentamos aprender algo o si nos “enganchamos” a la crisis y nos sentimos desdichadas/os por sufrirla.
Estamos en una crisis vital cuando no nos podemos enfrentar a los acontecimientos que se van sucediendo en nuestra vida con los recursos que teníamos hasta ese momento. Las causas de la crisis pueden ser las propias del desarrollo evolutivo, como por ejemplo la de la adolescencia, la de la madurez (crisis de los 40, 50, 30,…) o la de la vejez (jubilación…). Otros tipos de crisis son las inesperadas e imprevisibles que llegan de manera accidental, por ejemplo el fallecimiento de un ser querido, un divorcio o separación, un cambio de trabajo o de residencia…
Tener una crisis no significa tener una vida horrible, sino que las crisis son las quejas lógicas del psiquismo porque no tengo la vida que me había imaginado, y el psiquismo intenta reajustar esas expectativas.
La recomendación es asumir y aceptar la crisis de la mejor manera posible para sacarle el mejor provecho. Valorar lo que sí he conseguido a lo largo de los años, ya que es imposible tener éxito en todas las facetas de la vida. Elaborar el balance de qué tengo, qué sueños he logrado, de qué sueños debo despedirme y qué nuevos sueños puedo crear. Y cuando no podamos hacerlo solos/as, buscar ayuda profesional que nos escuche, que nos ayude a entender lo que nos pasa y que nos oriente en la elaboración sana de la crisis.
Idoia Madarieta, psicóloga, psicodramatista de Ediren
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María Eugenia dice
Hola un placer saludarles, me emociona saber que puedo tener la posibilidad de contactar a Idoia. Por favor si ella está leyendo el mensaje, espero recibir su respuesta, prima me hace mucha ilusión poder estar en contacto con ustedes…