Hablar de salud mental es hablar de emociones, de cómo funciona el psiquismo y cómo funciona el mundo emocional. Y las emociones tienen su lógica y su sentido; todas ellas, también la tristeza, la rabia, el miedo… Pero una lógica y un sentido que nadie nos ha enseñado a entender.
Está de moda ser feliz
Hoy en día, lo que «se lleva» es que hay que «estar feliz», buscar la felicidad en todo momento y huir de los conflictos porque son malos. Hay «emociones negativas» que es mejor ahuyentarlas, y las emociones no funcionan así. Tenemos que ser conscientes de que las emociones tienen un peso importante en nuestras vidas, en nuestras decisiones… Las emociones no entienden de razones, no tienen tiempo ni espacio; y si alguna emoción no se ha elaborado, no se ha expresado, ni compartido, saldrá en el momento que pueda. La patología, paradójicamente, puede venir si no entendemos la lógica de esa emoción que sentimos.
¿Cómo funcionan las emociones?
Conocemos muy poco sobre cómo funcionan nuestras emociones, y es que existen pocos espacios para poder hablar de salud mental. Quizá lo primero que se nos viene a la cabeza al hablar de salud mental es la enfermedad mental, la patología. Solemos hablar más de patología que de salud mental. Y esto tiene que ver con que la patología vende más.
Hablar de salud mental es hablar de relaciones, de encuentros y emociones. Y no tenemos una cultura muy favorecedora para esto, precisamente: prisas, poco tiempo, soledad, individualismo, consumo…
Suelen ocurrir varias cosas con las emociones:
- La primera, como he dicho, es que tendemos a patologizarlas; si no nos gustan se diagnostican, se medicalizan o nos generan conflicto.
- La segunda es que se trivializan; es decir, se les resta importancia; nos las queremos quitar del medio, las negamos y actuamos como si no existiesen. No damos ningún lugar a la tristeza, a la rabia, al miedo…
Identificar las emociones
En Ediren, con nuestras intervenciones, pretendemos que las personas sean protagonistas de su salud, que entiendan y acepten su lógica emocional: por qué sienten lo que sienten, con qué lo conectan y qué pueden hacer con ello. Ellas mismas van a tomar las riendas de su proceso curativo… y para esto es inevitable trabajar con sus emociones, con aquello que sienten y se permitan sentir. Muchas veces nos encontramos con que no nos permitimos sentir, o nos asustamos de lo que sentimos y nos viene la culpa…
A veces, nos empeñamos en controlar las emociones; podemos controlar las conductas, pero las emociones no. Lo mejor que podemos hacer con ellas es identificarlas y darles un sentido. En el momento en que las aceptemos, estaremos listas para proporcionar cambios y transformar nuestra realidad hacia modos de vida más saludables.
Espacios grupales las emociones
Aunque una gran parte de nuestra actividad es clínica, nuestra propuesta está enfocada a la prevención y promoción de la salud (de ahí la propuesta comunitaria). Se suele tratar la salud desde un formato más asistencial, donde se trabaja ya con población dañada. Sin embargo, es muchísimo más efectivo poder trabajar desde la prevención y promoción de la salud.
Es importante poder abrir espacios comunitarios muy necesarios para hablar de lo emocional, sin patologizar ni trivializar la salud mental. Entender cómo funciona, que no hay emociones negativas, ni positivas; que las emociones siempre tienen su función y no olvidarnos de que las emociones son vinculares, sentimos en relación a… algo que nos ha pasado, que nos han dicho, algo que tenemos que hacer… Son necesarios espacios donde compartir y reflexionar sobre nuestro día a día, sobre lo cotidiano, para quedarnos con lo que nos aporta y poder generar cambio en lo que no nos satisface tanto. Todo esto en grupo, en colectivo, nos fortalece y enriquece. Aunque se nos ha vendido lo contrario: que todo depende de uno/ mismo/a, de cada individuo y se jalea la autosuficiencia, el «yo puedo con todo». En Ediren defendemos la fuerza/magia del grupo para generar autonomía.
Funcionamos en grupo
Las personas somos seres sociales, funcionamos en grupos. Desde que nacemos necesitamos de un grupo que nos ayude a crecer.
Nos construimos en un entorno determinado, en una cultura determinada, con un género determinado, un nivel socioeconómico determinado… Todo ello tiene mucho peso en nuestras emociones, queramos o no; venimos con» una mochila» ya dada, que nos va a influir en aquello que sentimos y en la forma en que lo sentimos. Nos identificamos en grupos/colectivos y esto también va a formar parte de la construcción de nuestra identidad: ser mujer, ser hombre, persona migrada, joven…
En este sentido, en Ediren, tratamos de hacer una lectura crítica de los modos de vida. Nos damos cuenta que cuando nos pasa lo mismo a ti, a mí, a otro… ya no es algo individual, es algo que pertenece al colectivo, a lo social, pero que no por eso nos influye en lo individual. Ser consciente de la importancia de la parte social como eje vertebrador de la identidad. Estamos acostumbrados a hablar de lo biopsicosocial, a nosotras nos gusta más lo socio-psico-bio a la hora de poder hacer una lectura crítica de aquello que nos pasa.
Interlocutor válido y red de apoyo
Las emociones están diseñadas para compartirlas, para ello es necesario la figura de un interlocutor válido, que es lo que tratamos de hacer. Por ejemplo, un niño que se cae, si no está su madre cerca, no va a expresar esa emoción.
A veces nos cuesta compartir las emociones, nos han enseñado a no hacerlo y sentirnos culpables si lo hacemos (no voy a cargar a la otra persona con lo mío, minimizamos lo ocurrido…); otras veces no sabemos elegir un buen interlocutor porque los que hemos tenido no escuchan, se asustan o en los mejores casos, con toda su buena intención, nos dan consejos, ánimos… tampoco nos han enseñado a ser buenos interlocutores.
¿Qué necesitamos cuando estamos mal? Una red de apoyo: que nos escuchen, que no nos juzguen, que nos acompañen en ese dolor, sin etiquetarlo, ni juzgarlo, ni intentar resolverlo.
Fdo. Haizea Marijuan, psicóloga, terapeuta infantil, psicodramatista.
PINCHA AQUÍ y escúchale en el espacio «Psicología crítica y Salud mental», en «Suelta la Olla», de Hala Bedi.
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