Hace unos días tuvimos el privilegio de organizar en Ediren una tertulia abierta; construimos un espacio grupal donde se unieron dos sectores de población, personas mayores y jóvenes, para compartir una hora y media de nuestro tiempo; un espacio intergeneracional en el que pudimos reflexionar sobre «¿qué ocurre cuando envejecemos?».
Siempre que hablamos de envejecimiento nos solemos centrar en las pérdidas, los deterioros, los achaques… Hacemos rápidamente el balance y sentimos que la cuenta no sale; que el resultado empieza a ser negativo. Es cierto que se producen cambios fisiológicos, pero como en todas la etapas de la vida; desde que nacemos nos vamos transformando. El envejecimiento es otro proceso más de la vida y, por ello, en esta etapa se generan cambios.
En cuanto a las personas jóvenes, socialmente, se les presta menos atención en lo que a políticas de promoción y prevención de la salud se refiere. Además, las estructuras familiares han cambiado en los últimos tiempos, lo que hace que en muchos casos los padres y madres estén trabajando y las hijas/os están la mayoría del tiempo solas/os en casa, contando sólo con la compañía del teléfono móvil, el ordenador, la tablet…
Creemos y afirmamos que realizar una intervención intergeneracional, refuerza a las personas mayores y aumenta su autonomía y su autoestima, haciéndoles sentir útiles en nuestra sociedad, e incluso llegando a poder mejorar su calidad de vida, su perspectiva social, dotando de un lugar para aprender más de la vida y de su entorno. Por otro lado, la juventud adquiere una mirada empática y social, se activa la solidaridad como valor, toma conciencia del proceso de vida.
Unir a dos generaciones, que aparentemente tienen muchas diferencias, nos permite que se miren a la cara, que se escuchen, que se visibilicen… A pesar de lo que se cree, estas etapas del proceso de vida tan distantes, a través de la escucha y la comunicación, pueden llegar a construir un aprendizaje conjunto. Tienen muchas cosas en común y eso hace que se obtengan beneficios bidireccionales.
Juntamos experiencia, inexperiencia, recuerdos, historia, construcción de una nueva historia, pasión/sosiego….en definitiva, ilusión por vivir de ambas partes.
Yolanda Valle, fisioterapeuta de Ediren
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