Ediren comprometida con la igualdad. En marcha nuestro I Plan de Igualdad de Mujeres y Hombres.
Las mujeres han trabajado siempre de manera invisible hasta no hace demasiados años, todas en su mayoría a través de los cuidados en el hogar. Parecía innato en nosotras “el cuidar”, desde pequeñas nos habían educado para ello. Hecho que ahora se ve imprescindible; nadie cuestiona que es una labor esencial. Esto no se ha considerado trabajo, ¿Por qué? ¿Por qué no es remunerado el trabajo de los cuidados y se consideraba que era lo que le correspondía a una persona por el hecho de ser mujer?
Cuando las mujeres accedimos por fin al mercado laboral, ¿cuáles fueron las primeras profesiones?: la enfermería, la limpieza… como vemos seguimos en cuidados. Las nuevas generaciones van rompiendo esta tendencia y van decidiendo tener profesiones que históricamente se consideraban masculinas, como siderurgia, mecánica, medioambiente, investigación, ingenierías, arquitectura … a costa de ¿qué? de tener que demostrar mucha más cualificación y con méritos añadidos. Las oportunidades no son las mismas.
Las mujeres ya tienen derecho a trabajar y a no ser discriminadas por ello, pero la realidad sigue siendo que es más costoso por falta de oportunidades igualitarias entre mujeres y hombres, los sueldos también son más bajos… la precariedad es mucho mayor.
En muchas ocasiones las mujeres que trabajan y tienen familia consideran su trabajo como un complemento familiar para poder pagar a una persona que cuide de las niñas y niños y después para poder tener un mayor nivel adquisitivo, no porque este trabajo le valorice como persona, no porque las dignifique.
Quiero entender que ahora esta idea está empezando a desecharse y que la sociedad da valor al trabajo tanto de hombres como mujeres. Falta mucho por hacer, el movimiento feminista es el que sigue reivindicando estos derechos y se sigue necesitando de este movimiento para que la sociedad cambie y desaparezca esa cúpula que nos envuelve que es el “sistema patriarcal” que sigue haciendo daño y definiendo los roles tanto a mujeres como a hombres.
Desde lo racional la sociedad entiende estos cambios, pero desde el día a día, desde “la tripa” desde lo emocional, resultan difíciles de aceptar y evolucionar en ellos.
La cultura es tan potente que da seguridad en cómo ser, quien soy, como actúo, o como estoy formando la identidad. A lo que el feminismo se enfrenta es a algo nuevo, con pocos referentes que den la vuelta a esta determinación y naturalización del rol de la mujer y del hombre. Estamos construyendo una sociedad nueva y da mucho miedo, aún más cuando está en juego un cambio en nuestra identidad.
Pero, ¿qué es ser una mujer, que es ser un hombre?
Esta pregunta es la que estamos respondiendo, las mujeres vamos por delante y vamos teniendo claro cuál es nuestro lugar, para seguir avanzando necesitamos que los hombres empiecen su proceso de cambio y vayamos avanzando en la igualdad real.
Escucha a Susana Martínez, educadora social y experta en mujer y familia, en esta entrevista en Radio Vitoria.
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