Otro día más que empiezo sentada en la silla del balcón con un buen café.
Otro día más que me siento privilegiada de escuchar y sentir la vida de la naturaleza y, asimismo, respirar aire puro mientras observo las montañas.
Y es entonces cuando me reafirmo sobre la importancia del PARAR, dentro de nuestras apretadas agendas, para SENTIR y PENSAR.
Tengo la sensación de que antes de que todo esto sucediera estábamos avanzando muy deprisa, corriendo, sobreviviendo a contrarreloj y, además, queriendo llegar a todo; lo cual puede fomentar la frustración, la ansiedad y/o el malestar emocional de no encontrarnos a nosotros mismos. Y cuando menos lo esperábamos, de un día para otro, hemos tenido que cambiar nuestra rutina del día a día de manera brusca; lo cual tampoco está siendo nada fácil.
Y mientras saboreo el café, me pregunto, ¿hemos tenido que llegar a esta situación en la que el mundo nos ha hecho parar para reflexionar sobre el avanzar de nuestras vidas?
Y, asimismo, ¿justo cuando nos lo quitan, entendemos de una vez por todas la importancia real de las pequeñas cosas o momentos? Como, por ejemplo, el pasear y sentir la vida de la naturaleza, compartir momentos de celebración en compañía, sentir el calor de un abrazo, disfrutar del compartir, gozar del no hacer nada, saborear delicias caseras, disfrutar del km 0, dialogar sin mirar el reloj, etc.
Puede que sí, o por lo menos eso es lo que yo siento.
Por ello, ahora que hemos eliminado lo urgente del día a día, puede ser una buena oportunidad para TOMAR DISTANCIA del correr habitual y parar de una vez por todas.
Con el parar, nos podemos permitir SENTIR nuestras necesidades, y así PENSAR en una misma, en nuestra vida, en los pequeños placeres, en el camino realizado hasta hoy día, y el rumbo que queremos tomar a partir de ahora.. Si no paramos, no podemos preguntarnos, ni reflexionar, ni hacer una valoración del camino que estamos realizando; y seguiríamos avanzando desde el sobrevivir.
Ahora puede ser una buena oportunidad para CUIDARNOS; oxigenando el procesador de información y recuperándonos de la sobrecarga para permitirnos sentir y pensar. Y de este modo preguntarnos: ¿Cómo estoy? ¿Hacia dónde voy? ¿Qué cosas que hacía antes quiero cambiar? ¿Qué es lo realmente importante para mí?
Permitámonos frenar y dedicar espacio para uno mismo. Aprovechemos esta situación complicada y dura, para reflexionar, dar sentido a nuestro día a día y replantear nuestros actos y, asimismo, fomentar valores para un FUTURO más solidario, honesto, sensible, humilde y respetuoso.
Alaia Ozerinjauregi, psicóloga, psicoterapeuta de familia y pareja
Escúchale en una entrevista en Radio Vitoria:
Amaya dice
Claro que sí. Nos damos cuenta de que igual, no estamos viviendo, sino sobrebiviendo. ¿Tiene que ocurrir algo así para que se valore lo que de verdad importa? Parece que sí, que no volveremos a ser los mismos……
ediren dice
Ojalá todo esto nos ayude a cambiar y empecemos a dar importancia a lo que de verdad se merece. Muchas gracia por tu comentario, Amaya. Saludos.
ediren dice
Muchas gracias por tus comentarios Marisol. Me alegro mucho de que, por unos instantes, este artículo y audio te ayudara a trasladarte a la naturaleza… Muy pronto podremos hacerlo. Saludos.