En esta semanas y en diferentes situaciones, hemos podido escuchar el siguiente comentario: «quién nos iba a decir que nos íbamos a ver en esta situación, y ahora mira… si alguien nos hubiera dicho a primeros de año que íbamos a estar así, habríamos pensado que estaba loca, ¡¡eso aquí no pasa !!». Pero aquí estamos, aprendiendo a enfrentarnos a esta situación especial, con un gran abanico de sensaciones y sentimientos: incredulidad, shock, enfadado, frustración, ira, aburrimiento, saturación, tristeza, preocupación, aceptación… y todos ellos nos van ayudando a elaborar los diferentes tipos de Duelo a los que, irremediablemente, nos tenemos que enfrentar:
Por un lado, compartimos el Duelo Colectivo de esta impactante realidad; no somos omnipotentes, no lo tenemos todo controlado, lo que conocíamos y nos hacía sentir más o menos cómodos ha cambiado. Hemos perdido la «supuesta normalidad», las rutinas y las relaciones sociales. Lo que estamos experimentando nos coloca frente a la incertidumbre y el miedo de forma colectiva, y esto amplifica nuestros sentimientos; el susto y la pena compartida está en el ambiente.
Por otro lado, aparece la sensación de Duelo Anticipatorio; no sabemos quién va a enfermar ni si lo va a superar, hay algo malo pero no podemos verlo, sentimos confusión y pérdida de seguridad, las cosas van a ser diferentes pero no sabemos cómo, los cambios son bruscos, rápidos e inesperados. Nos enfrentamos a una de esas situaciones en las que perdemos de forma colectiva el sentimiento de seguridad.
En otro sentido, están los Duelos Individuales por la pérdida de alguno de nuestros seres queridos. Muchas personas se están encontrando con situaciones de muertes repentinas, sin poder acompañar ni despedir a sus seres queridos y sin poder realizar los rituales sociales (velatorio, funeral, entierro), que nos ayudan a cerrar una etapa y comenzar el proceso de Duelo.
Por todo ello, es muy importante reconocer esta situación, poder poner nombre a lo que estamos sintiendo y aprovechar todas las oportunidades que se nos presentan para compartir nuestras vivencias . No podemos combatir la rabia o la tristeza, pero sí las podemos reconocer, compartir y poco a poco digerir.
Cuando vayamos saliendo del confinamiento y la alarma, tendremos que dar un lugar a todo lo vivido y experimentado para ir elaborando los duelos que se nos quedaron pendientes, y así poder seguir caminando. Eso sí, algo será diferente…
Arantza Gómez, psicóloga, psicoterapeuta
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