Inteligencia artificial y salud mental
En la última década, la Inteligencia Artificial (IA) ha avanzado de manera acelerada, llegando a formar parte en numerosos ámbitos de nuestra vida diaria. Desde asistentes virtuales hasta sistemas de recomendación, la IA se ha convertido en una herramienta clave en la manera en que interactuamos con la tecnología y el mundo digital.
Pero, ¿qué sucede cuando estas herramientas empiezan a influir en áreas más sensibles de nuestra vida? ¿Cómo afecta la IA a nuestra salud mental? Y en concreto, ¿cómo afecta la interacción de las personas jóvenes con la IA en momentos de angustia o malestar?
¿Cómo afecta la IA a la salud mental?
La tecnología, especialmente en su forma más accesible e inmediata, parece estar transformando nuestra manera de relacionarnos con el bienestar emocional. Vivimos en un mundo donde la inmediatez lo es todo. Buscamos respuestas rápidas y soluciones que puedan darnos alivio de manera casi instantánea. Aplicaciones como chat GPT, Replika, Character.AI y una larga lista de sistemas, dentro de la IA, han emergido como una especie de asesor virtual; una figura dispuesta a ofrecer apoyo, respuestas y recursos a cualquier hora del día y de cualquier ámbito de la vida.
El deseo inmediato de estar bien
Uno de los aspectos más significativos de este fenómeno es el deseo de “estar bien ahora”. La inmediatez que nos viene proporcionando la tecnología desde hace años en otros ámbitos de la vida se ha extrapolado a la idea, sobre todo entre las personas jóvenes, de que todo debe ser solucionado rápidamente.
Esto hace que, en situaciones en las que nos encontramos con síntomas de ansiedad o malestar emocional, la tentación de recurrir a una herramienta que prometa respuestas inmediatas se vuelve cada vez más fuerte. En parte, puede ser comprensible porque nadie quiere sentirse mal. Todas las personas deseamos encontrar un alivio a ese malestar lo antes posible.
La IA puede ofrecer consuelo temporal
Sin embargo, esta necesidad de resolver el malestar de manera instantánea podría estar pasando por alto la importancia del proceso emocional; de entender que las dificultades emocionales y psicológicas requieren tiempo y, sobre todo, trabajo personal. Las plataformas de IA pueden ofrecer consuelo temporal, como una especie de atajo, que nos permite sentir cierto alivio pero, ¿realmente pueden ofrecernos una solución efectiva a largo plazo? La verdadera cuestión es si esta solución rápida podría estar fomentando, de alguna manera, una forma de evitar hacer frente a los conflictos emocionales y psicológicos que nos surgen en el día a día.
Falsa sensación de compañía con la IA
Otro aspecto interesante que nos surge, en cuanto a la relación que están estableciendo las personas jóvenes con la IA, es la falsa creencia de que hay alguien al otro lado de nuestro dispositivo. Cuando los jóvenes recurren a estos sistemas, puede parecer que están compartiendo sus pensamientos y preocupaciones con una persona humana; como si estuvieran hablando con un amigo o una terapeuta.
La IA, que no tiene emociones, ni tampoco hace juicios de valor. Se adapta rápidamente a lo que la persona quiere escuchar en ese momento, generando una sensación de cercanía que podría ser reconfortante en un momento de angustia.Sin embargo, esta interacción carece de una de las partes fundamentales de la conexión humana: la reciprocidad emocional. El simple hecho de compartir pensamientos y emociones con una máquina no reemplaza la interacción social, que, entre otras, se basa en la empatía, la comprensión y el vínculo.
La falsa sensación de compañía que puede ofertarnos la IA puede llevar, paradójicamente, a un mayor aislamiento. Si las personas jóvenes sienten que pueden encontrar respuestas en la máquina, podrían llegar a pensar que no necesitan buscar relaciones auténticas fuera del entorno digital. Esto, a su vez, podría dificultar el desarrollo de habilidades sociales y emocionales en la vida real.
¿La IA como sustituto?
Estamos observando que cada vez es más común que los jóvenes recurran a herramientas como ChatGPT para gestionar su malestar emocional. Prefieren la comodidad de lo digital a la búsqueda activa de recursos y herramientas personales como:
- Hablar con un amigo o una amiga.
- Acudir a terapia.
- O participar en actividades que impulsen el bienestar personal.
Un desafío a la resiliencia de los jóvenes
Esta tendencia puede ser vista como una forma de evitar el esfuerzo que se ha de realizar para gestionar el malestar de manera constructiva. La tentación de optar por respuestas rápidas, sin la necesidad de enfrentar las emociones difíciles o el proceso que implica sanar, está desafiando la capacidad de resiliencia de muchos jóvenes.
Aunque este tipo de herramientas puede ofrecernos una especie de respiro en momentos de crisis, es importante preguntarnos si pueden, de verdad, sustituir la intervención de profesionales de la salud mental o el apoyo cercano de una red familiar y de amistad. ¿Es realmente útil tratar los conflictos emocionales de forma superficial y puntual?, o la falta de contacto humano ¿puede terminar aumentando la desconexión emocional a largo plazo?
La IA como algo complementario en salud mental
En definitiva, la cuestión central que nos plantea el uso de la IA en el ámbito de la salud mental de nuestras jóvenes es cómo equilibramos las soluciones rápidas con la necesidad de abordar de manera profunda y duradera las dificultades emocionales.
La IA puede ser útil en momentos de crisis, pero parece importante considerarlo como algo complementario y no tanto como una solución a largo plazo; ni como un sustitutivo a otros recursos desarrollados por cada persona. No existen fórmulas mágicas para aliviar el malestar y la angustia a largo plazo, más que intentar impulsar el desarrollo emocional, la capacidad de crear vínculos con otras personas, y el acceso a recursos adecuados que permitan a las personas jóvenes gestionar las emociones de la forma más saludable posible.
Fdo. Miren Bárcena, psicóloga. Equipo Ediren.
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