Hablemos de feminismo. Si tuviésemos que asociar un color al mes de marzo, ¿cuál sería? A muchas/os de nosotras/os nos viene el morado, color que representa al movimiento feminista.
Durante este mes, diferentes sectores de la población reflexionan, debaten y comparten sus inquietudes respecto a dicho movimiento social. Con esto no queremos decir que este tema no esté presente a lo largo del año; son muchas las personas que en su día a día trabajan bajo este prisma por una sociedad equitativa. Nosotras desde Ediren también lo intentamos a diario.
Dicho esto, ¿dónde nos ubicamos a día de hoy respecto al movimiento feminista? ¿Ha habido logros? ¿Son suficientes o podemos aspirar a más? ¿Hay o no hay igualdad, equidad?
Nuestras compañeras, las psicólogas Itziar de Miguel y Esti Irusta hablan en esta entrevista.
Cambios sociales e igualdad
Para responder a estas preguntas que nos planteamos, debemos echar la vista atrás y enumerar cambios sociales que se han dado a lo largo de los años en términos de igualdad. Destacamos, desde la vivencia personal de mujeres jóvenes, blancas y de Vitoria-Gasteiz, algunos logros en los que la voz de la mujer se ha hecho visible consiguiendo una presencia y una escucha:
- Referentes femeninos en espacios académicos y lúdicos
- Acceso a la educación
- Acceso al mundo laboral
- Representación institucional
- Comienzo de la aceptación de la diversidad corporal femenina
- Derecho al aborto seguro
- Derecho a decidir sobre condiciones que promuevan el bienestar y el desarrollo integral
- Etc.
Dichos logros se han ido dando gracias a la labor realizada en espacios íntimos, llegando a generar los cimientos para poder entrelazarse y construir espacios diversos y públicos. Remarcamos la huelga feminista del 2018. En aquel momento mujeres de diversas generaciones y/o sectores se unieron para reivindicar derechos que aún a día de hoy difieren de los derechos de los hombres.
¿Resignación, frustración?
Cuando parecía que estábamos en un momento álgido y dispuestas a seguir reivindicando unidas, llegó la pandemia; una crisis sanitaria y social que fomentó la individualidad.
¿Qué repercusión pudo tener en los movimientos sociales? Consideramos que dicho fenómeno implicó un retroceso en esa unión previamente mencionada, llegando a resignar a la población. Utilizamos el término resignación porque el sentir social ha pasado de ser un momento de euforia y determinación a parar por obligación y generar una sensación de tocar techo y no poder aspirar a más. También se percibe una frustración en las generaciones más mayores por la falta de relevo en las más jóvenes.
Lo íntimo vs lo social
Este aislamiento hizo que el foco cambiase de dirección, pasando otra vez de lo social a lo íntimo. En ese sentido, la necesidad de la salud mental quedó en evidencia. La población comenzó a preocuparse de una/o misma/o y se priorizó el bienestar personal. Destacamos esa atención a la introspección como algo favorable; pero también consideramos que el centrarse tanto en una misma o en uno mismo ha podido dejar en segundo plano la perspectiva social.
Bajo la estructura del patriarcado
Toda esta consecución de hechos nos hace colocarnos bajo la estructura consolidada por el patriarcado. En este contexto nos surgen varios interrogantes:
- ¿Qué, quienes y cómo están implicados/as en perpetuar este patriarcado?
- ¿Qué peaje paga cada persona?
- ¿Por qué estamos dispuestas/os a pagarlo?
- ¿Por qué parece que para las mujeres puede ser más fácil querer desestructurarlo y hacerle frente?
Resulta difícil responder a todas estas preguntas teniendo en cuenta la diversidad que nos rodea. Queda mucho por hacer, por reivindicar y por conquistar en materia de igualdad.
Sin embargo, pensamos que el primer paso es generar espacios de debate y reflexión en el ámbito educativo, laboral y lúdico. De este modo, además de atender a las necesidades individuales, se pueden promover las grupales.
Quisiéramos acabar esta reflexión utilizando un simil entre los procesos humanos y las carreteras. Y es que, en una carretera ¿cuándo frenamos?, ¿antes, en medio o después de la curva? Claramente antes. ¿Y en los procesos humanos y movimientos sociales?, ¿puede el freno predecir un cambio? Nosotras creemos que sí. Así es que tomemos este frenazo como indicador de que se avecinan cambios sociales. Momentos convulsos que, a buen seguro, nos servirán para tomar impulso en la lucha feminista por la libertad, la igualdad y la transformación social.
Itziar de Miguel y Esti Irusta, psicólogas de Ediren.
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