Venimos de una época donde el esfuerzo no ha garantizo el éxito. A través de mediáticos realitys y programas de prensa rosa nos han enseñado que el éxito no llegaba por el esfuerzo. Eso es lo que nos han vendido y lo peor de todo es que la sociedad en general, y más en concreto las personas jóvenes, nos lo hemos creído. Nos hemos creído que el éxito se alcanzaba por tener padrinos, contactos, una imagen bonita, una voz cautivadora….
Hemos aprendido a convivir con perfiles admirados, cortados por el mismo patrón, personas con poca capacidad de esfuerzo, que hacían apología del oportunismo. Esto ha marcado los caminos de una generación donde ha imperado la cultura de lo fácil, del ser famoso sin profesión o del narcisista que se mira al espejo.
Pero afortunadamente algo ha cambiado; algo ha pasado entre los jóvenes porque han podido ver que el esfuerzo y el éxito sí pueden ir de la mano.
Esto ha ocurrido recientemente, y no hay más que mirar el fenómeno que ha causado la última edición del programa musical de televisión Operación Triunfo 2017.
Ya no sirven, como en su anterior etapa, personas jóvenes con cierta presencia física y buena voz, solamente. Ahora se ha buscado y apostado fuerte por personas preparadas y con talento.
Digamos que ha habido un cambio de ciclo y un cambio de imagen de los y las jóvenes.
Esta edición de Operación Triunfo 2017 ha hecho una gran apuesta por romper este estereotipo que veníamos aguantando durante muchos años. Este fenómeno ha puesto en valor el esfuerzo, la autenticidad, la naturalidad, incluso el no ser políticamente correcto.
Se ha priorizado la solidaridad en contraposición a la rivalidad y la competencia. Se ha visto que competir es compatible con colaborar, porque hasta ahora nos lo habían vendido como incompatible.
Las personas jóvenes estaban pidiendo un cambio, que se les mostrara algo de calidad, y el formato de OT 2017 se lo ha proporcionado; de ahí el gran éxito obtenido, convirtiéndose en un auténtico fenómeno social.
El esfuerzo, la calidad y el éxito se han unido, y se han puesto de moda.
Enara Gómez, psicóloga, musicoterapeuta de Ediren
Deja una respuesta