¿Te cuesta recibir halagos? ¿Tiendes más a ayudar o a dejarte ayudar? ¿Tienes la sensación de que das mucho a los demás y de que no recibes lo mismo?… A cada cual nos resonarán de una manera diferente estas preguntas, ya sea porque nos colocamos en ese rol de dar, dar y dar, o porque tenemos a alguien cercano a quien le pasa…
Desde Ediren creemos que se trata de algo que ocurre bastante a menudo y que abarca todas las edades. Por ejemplo, son muchas las personas jóvenes que expresan sentirse de esta manera: “siempre estoy para los demás y cuando yo lo necesito no recibo lo mismo…”. Entendemos que es algo sentido por muchas personas, por lo que vemos necesario detenernos y profundizar en el asunto.
¿Dar o recibir? Qué ocurre en cada caso
La verdad es que no existe una receta mágica ni una fórmula exacta para que todas las relaciones estén equilibradas en todo momento y de la misma manera que esperamos. Esto de dar y no recibir lo esperado ocurre a menudo y genera frustración; es parte de estar en relación con los/as demás, lo que no quiere decir que “estemos vendidos”; siempre podremos llegar a entender la situación para poder gestionar la frustración de la mejor manera posible.
A nivel social el “rol del que da” siempre ha existido; de hecho hace unos años, en el día de la madre se regalaba “la medalla de la madre, dar mucho, pedir poco”; un regalo cargado de expectativas. Son roles que los hemos podido vivir en nuestra casa; madres que se desviven por los demás, para que todo esté perfecto, ser las últimas en sentarse a la mesa y muchas veces últimas en comer aquello que les ha llevado tanto tiempo en la cocina. Se dedican a complacer a todo el mundo y, sí, les cuesta horrores delegar. ¿Qué ocurre cuando delegan? Se sienten que algo no están haciendo bien, que no están cumpliendo con lo esperado, “van a pensar que soy una vaga”… Es un cambio que lleva su tiempo y que necesita ser entendido tanto desde lo social como desde lo individual. Desde Ediren entendemos necesario ser conscientes de los roles que nos son asignados para poder decidir si estamos dispuestas a asumirlos.
La época navideña es otro ejemplo que destapa estos sentimientos… A todos nos ha pasado esperar un regalo con mucha ilusión y que ese regalo no sea de nuestro agrado. En otras ocasiones hemos sido nosotras/os quienes hemos puesto muchísima energía e ilusión en regalar y no hemos recibido el agradecimiento que esperábamos. Te lo agradecen, pero no de la manera que tú esperabas… Son momentos que nos remueven y que nos generan diferentes emociones que nos pueden llevar a la reflexión… ¿Estoy poniendo demasiadas expectativas?, ¿a lo mejor la otra persona no ha puesto la energía que yo esperaba?, ¿puede que esa persona esté teniendo otras prioridades aunque me aprecie mucho?…
También hay momentos en los que, lógicamente, sí se cumplen las expectativas y no se genera conflicto.
Asimismo, aunque suene paradójico, a las personas que se desviven por los demás les suele costar recibir. Esto es algo que no todo el mundo sabe hacer y, por lo tanto, hay personas que tienen como tarea pendiente aprender a recibir. Es importante dejarse dar, dar constantemente tiene su punto gratificante, pero puede acabar siendo agotador si siempre nos colocamos en ese rol.
Son muchas las preguntas que nos podemos hacer en relación a lo que damos y recibimos en las relaciones. Es un tema que trae más interrogantes que respuestas…
Estibaliz Oregui, psicóloga, psicoterapeuta de familia y pareja
¿Te interesa el tema? Escúchale en una entrevista en Radio Vitoria:
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