Podríamos decir que parecía que habíamos avanzado mucho en cuanto a la pandemia, pero vemos que de nuevo damos pasos atrás… Hasta el punto de que ya no sabemos qué hacer con las cenas navideñas, las celebraciones familiares, los cotillones… La sensación de incertidumbre vuelve a ser protagonista…
La verdad es que la pandemia ha afectado a toda la sociedad y a todas sus generaciones, en mayor o menor medida. Pero entendemos que a las persona jóvenes les ha hecho especial daño. Están sufriendo un coste muy elevado por el Covid.
¿Qué futuro les espera a las personas jóvenes?
La ya muy difícil situación que ya tenían anteriormente se ha visto agravada de forma severa por la pandemia. En un momento en el que las personas jóvenes están construyendo sus proyectos de vida, muchos de ellos se han visto truncados…
Con todo esto podemos preguntarnos, y llegados a este punto, ¿qué? Ahora que ya tenemos experiencia, que no nos pilla la situación de nueva y que podemos pararnos a analizar, vamos a reflexionar sobre cómo les ha afectado la pandemia, cuáles son sus necesidades y, en base a ello, qué alternativas podemos ofrecerles.
Esta pandemia ha afectado a la población en general, sin embargo, es importante señalar que el confinamiento, las restricciones… no tienen el mismo coste sobre todas las personas, y aquí las personas jóvenes han salido muy perjudicadas. No nos hemos hecho cargo de la salud mental ni de las necesidades de las personas jóvenes; ahora estamos sufriendo las consecuencias. Hemos constatado cómo ha habido un aumento considerable de petición de ayuda en salud mental. Han aumentado las consultas relacionadas con la ansiedad, con los trastornos de la conducta alimentaria, con las dificultades para gestionar los conflictos del día a día…
La importancia de la socialización
La adolescencia es un momento clave para el desarrollo de la propia identidad y, en este proceso, las personas adolescentes tienen ciertas asignaturas que aprobar; y no estamos hablando de las asignaturas que tienen en el instituto sino las asignaturas que tiene que enfrentar en el afuera, en la calle. Todas éstas son claves para su desarrollo y para su futuro, y las restricciones que hemos vivido han imposibilitado este desarrollo de alguna manera.
Para entender el coste que la pandemia ha tenido sobre las personas jóvenes es importante tener conocimiento y prestar atención a sus necesidades. Las personas adolescentes están en un momento de transición, pasando de ser niños/as a personas adultas. Vienen del adentro (seguridad, incondicionalidad, cariño de aita, ama o persona adulta de referencia..) y empiezan a dar saltos al afuera, donde se encuentran con unas nuevas asignaturas que tienen que aprobar. Y ¿cuáles son algunas de ellas? Las relaciones interpersonales, relaciones entre iguales, encontrar su lugar dentro de su grupo de amigos/as, ¿soy capaz de dar mi opinión delante del resto o hago lo que dicen los demás? ¿cómo gestiono la presión grupal?
Y ¿cómo se aprenden estas competencias? Desde casa, sin experimentar ¿se pueden aprender?
En definitiva, la socialización es una necesidad básica de las personas jóvenes y no hemos sido conscientes del coste que tiene no haberles permitido esta socialización. Les hemos restringido la oportunidad para llevar a cabo una de sus necesidades y además no les hemos dado otras alternativas. Y, por si no fuera poco, en varias ocasiones les hemos hecho responsables y les hemos señalado como culpables de los aumentos de los contagios.
Por otro lado, en ocasiones las personas adolescentes se sienten perdidas, no saben lo que están sintiendo ni lo que les está ocurriendo, y ahí, necesitan referentes, personas que puedan devolverles y traducirles aquello por lo que están pasando. Es decir, necesitan interlocutores válidos. Y aquí, las personas adultas tenemos mucho que hacer.
Los/as adultos creemos que las/os jóvenes son irresponsables, que sólo quieres pasárselo bien y que además en esta situación de pandemia están poniendo en riesgo la salud de los mayores (botellones, aglomeraciones…). Pero, ¿quién se está haciendo cargo de las necesidades psicológicas y emocionales de los jóvenes?
Se responsabiliza al más vulnerable
Esta pandemia nos ha afectado a todas las personas, y nos ha generado emociones diferentes, impotencia, enfado, rabia, cansancio, frustración, …. Pero, ¿qué hemos hecho las personas adultas con esta sensación de impotencia? La hemos proyectado sobre otros, buscando un responsable; y no es casualidad que el colectivo en el que se deposita todo este enfado sea el más vulnerable. En este caso las personas jóvenes. Hacemos responsables a los que más difícil lo tienen para sostener esta situación y los que menos recursos tienen para hacerla frente.
Y junto a esto, nos preguntamos, ¿qué futuro les espera? En este sentido, muchos jóvenes son conscientes del futuro incierto que tienen por delante. Están viviendo en un presente muy cambiante y con mucha incertidumbre, en el que están construyendo sus bases para más adelante. La pandemia es una crisis que ha afectado a las personas jóvenes, pero no la única: crisis económica, laboral, de vivienda, medio ambiente… por lo tanto, son conscientes de que las consecuencias de los problemas sociales actuales van a tener costes en sus futuros. Y como es normal, eso les angustia y frustra. Al fin y al cabo, lo que a los/as jóvenes les bloquea es no ver ninguna salida. Es responsabilidad de las personas adultas ofrecerles un mundo con posibilidades de construir. Es importante que la sociedad cuide a las personas que van a ser su futuro, y esto se está descuidando.
La precariedad, la falta de opciones, alternativas… que sufren las personas jóvenes tiene un alto coste sobre ellos. Es un sector castigado pero imprescindible y necesario para el futuro de una sociedad y los estamos descuidando.
¿Qué alternativas les podemos ofrecer?
- Anteriormente hemos comentado la alta demanda en cuanto a lo que salud mental se refiere. Por lo tanto, vamos a dar respuesta a esta petición de ayuda ofreciéndoles la posibilidad de contar con un apoyo psicológico.
- Por otro lado, es importante ofrecerles espacios en los que se les permita la socialización, lugares donde poder juntarse, diferentes opciones de ocio.
- Es crucial también, facilitarles el acceso a una vivienda posibilitándoles la emancipación.
- En definitiva, vamos a ofrecerles cauces de participación y de reconocimiento de sus necesidades.
Invertir en juventud es invertir en futuro.
Escucha a nuestra compañera, la psicóloga Irati Sellés.
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