«Tener un cuerpo prefecto» es una realidad muy extendida entre hombres y mujeres, y cada vez más en jóvenes. Los gimnasios se llenan de personas con el objetivo de esculpir “un cuerpo 10”. ¿Por qué está tan de moda? ¿Cuáles son las consecuencias de esta práctica? ¿Por qué buscamos esos patrones corporales?
Sabemos que la imagen corporal es muy importante en nuestra sociedad. Las modas y los patrones de belleza no es que estén cambiando mucho, ya que llevamos años en los que los hombres pretenden tener un cuerpo tan esculpido como si de una escultura de Miguel Ángel se tratara; un cuerpo atlético donde se puedan ver bien definidos todos sus músculos. Por otro lado, el cuerpo de la mujer ha de ser delgado, pero no demasiado, y también cuidado y tonificado.
Estos patrones están asociados directamente con la salud, y con el autocuidado. Mientras que una persona con más peso del que le corresponde no se considera sana, esa persona parece que no se cuida. Estos son conceptos sociales que llevan a nuestra población joven a clasificar, etiquetar y a intentar conseguir un cuerpo perfecto.
Si nos referimos al género, los datos son interesantes: el 85% de los que consumen este tipo de actividad, y se “machacan” en los gimnasios intentando conseguir un cuerpo tonificado, son varones comprendidos entre los 15 y 29 años; el 15% son mujeres de 19 a 30 años.
Practicar actividad física es sano, eso es evidente; pero cuando esta actividad se convierte en la realización obsesiva de ejercicio físico diario, incluso durante varias horas a lo largo de la jornada, tendríamos que preocuparnos.
Por otro lado, buscar la inmediatez de la transformación de nuestro cuerpo es muy difícil. Fisiológicamente los músculos tardan tiempo en transformar sus fibras, y todas las personas no somos iguales; hay personas que tienen un tipo de fibras que no van a poder conseguir un volumen muscular deseado y mantenerlo en el tiempo, mientras que otras con poco trabajo de fuerza van a conseguir sus objetivos.
Esto es una realidad que obsesiona a la juventud. ¿Por qué este compañero o compañera con un mes de trabajo ha conseguido unos bíceps definidos y yo no? Esta frustración ante una comparativa de los iguales, hace que el consumo de sustancias (anabolizantes, esteroides, hormonas, estimulantes…) aparezca como algo «normal» y habitual. “Si quieres que tus músculos fortalezcan como los de tus colegas, puedes tomar estos aportes hormonales para conseguirlo”.
Pero… Las sustancias para mejorar el rendimiento, ¿lo mejoran? Algunos atletas parecen lograr beneficios físicos al tomar estas sustancias, pero ¿a qué costo?
Los efectos a largo plazo de las sustancias para mejorar el rendimiento no se han estudiado con suficiente rigor. Y los beneficios a corto plazo están atenuados por los muchos riesgos Sin mencionar que tomar drogas está prohibido por la mayoría de las organizaciones deportivas.
No importa cómo se considere, tomar sustancias para mejorar el rendimiento es un asunto que produce dependencia y un riesgo alto. Existen síntomas que nos han de despertar la alerta: no comer bien, asiduidad obsesiva al gimnasio, consumo habitual de sustancias, la no aceptación de nuestro cuerpo…
En definitiva la salud no está en unos músculos definidos, está en la aceptación de una/o misma/o, en entender la diferencia de la individualidad.
No toda salud es un cuerpo perfecto y no todo cuerpo perfecto es sano.
Yolanda Valle, fisioterapeuta, experta en salud comunitaria
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