Nos encontramos en una constante incertidumbre sobre qué es lo que va a pasar en las próximas semanas. Ni siquiera sabemos cuántos días más vamos a tener que estar dentro de nuestras casas, con la consecuente falta de movilidad y actividad corporal.
A la mayoría de nosotras nos han llegado por diferentes medios, millones de actividades, cursos, clases dirigidas… para mantener al menos un mínimo de movimiento y poder minimizar posibles deterioros físicos que puedan llevarnos a consecuencias corporales importantes derivadas de este confinamiento. También nos muestran actividades más relajadas, pero no por ello menos importantes, como puede ser la meditación, relajación, respiración, etc.
Actividades de Yoga, Pilates, baile, ejercicios aeróbicos y mucho, mucho movimiento. Todas ellas en estos momentos bien recomendadas, siempre y cuando se realicen con un control y corrección postural.
Es cierto que esta necesidad de “llenar nuestro tiempo” nos lleva a lanzarnos a hacer cosas que quizás, si no hubiésemos estado encerradas, no habríamos hecho jamás. Probar siempre es recomendable, pero sabiendo valorar y escuchar cómo está nuestro cuerpo y qué es lo que necesita. De nada nos sirve darnos un día una paliza con una clase de zumba de 1 hora (cuando antes no lo hemos hecho jamás) y terminar agotadas, sin realizar ningún estiramiento posterior, para después seguir tiradas en el sofá los otros 6 días de la semana. Podemos incluso hacernos daño, lesionarnos.
Hemos de hacer ejercicio de forma progresiva y, si queremos obtener resultados, es muy importante la constancia. Es sin duda un buen momento para adquirir rutinas de cuidado corporal, pero tenemos que ser realistas y también tener en cuenta que cuando todo esto se acabe hemos de poder mantenerlas.
En muchas ocasiones, a pesar de realizar ejercicio diario y progresivo, también aparece el dolor músculo esquelético, y por mucho que ese ejercicio esté bien hecho, no nos va a desaparecer esa contractura. El estrés y la ansiedad que nos provoca el encierro también se somatizan y nuestro cuerpo nos lo comunica de esta manera. Son señales de alarma que hemos de escuchar e intentar resolver. Es por eso que nosotras, desde Ediren fisioterapia, recomendamos el movimiento, la actividad física, el ejercicio, pero con mesura; es decir, si no hemos hecho ejercicio en tiempo no podemos plantearnos hacer los 40 minutos que se nos proponen. Tendremos que empezar poco a poco. Si no nos cuidamos en ese aspecto, podemos lesionarnos y/o coger unas agujetas que nos quiten las ganas de volver a hacer ejercicio e incluso aumentar nuestras ansiedades por no cumplir nuestras expectativas iniciales.
Por ello empecemos suave, con unos ejercicios de calentamiento muscular y unos buenos estiramientos posteriores, no sólo dirigidos a la musculatura trabajada, sino a nuestro cuerpo en general. Devolveremos a nuestro cuerpo la elongación que, debido a tantas horas de sofá, le estamos quitando. Con unos buenos consejos y correcciones de fisioterapia podemos hacerlo.
Leire Corres Serrano y Yolanda Valle fisioterapeutas de Ediren
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