Llega la recta final del curso escolar, con todo lo que ello supone… Son unas semanas de sentimientos encontrados, en donde en algunos casos podemos hablar de alegría y satisfacción, pero en otros muchos la sensación es de angustia, estrés, miedo o incertidumbre, en otras. Para el alumnado que ha ido bien durante el curso, no hay problema; pero para quien que se le ha hecho el curso más difícil y no ha conseguido llegar a los mínimos ni a los objetivos establecidos, la cosa cambia. Los hay que con un último empujón final les basta, aunque si no se ha logrado a lo largo del curso es complicado que lo saquen en mayo. Para otros, sin embargo, se valora directamente la repetición de curso; una propuesta que angustia mucho, tanto al/la menor como a la propia familia.
Qué influye en la decisión de repetir curso
Esta decisión no se toma de un día para otro, sino que requiere de un proceso y un seguimiento continuado, prácticamente de todo el curso o incluso ciclo; es una decisión de mucha responsabilidad. Para tomarla se tienen muchas variables en cuenta, no solo las académicas. Hay que pensar en:
- La edad del niño, niña o adolescente.
- El curso en el que se encuentra.
- Su socialización y lugar entre los iguales.
- Si está o no integrado en el grupo.
- Si separarse de sus amistades le puede generar demasiado malestar.
- La actitud que ha mantenido durante el curso.
- Si ha tenido que vivir circunstancias fuera del ámbito escolar que le han afectado a su rendimiento o su comportamiento.
- Y, por supuesto, lo académico, es decir, si existen dificultades de aprendizaje, patologías o si se ha esforzado y ha mostrado implicación.
Si hacemos una comparativa con el pasado, la repetición de curso se basaba en mirar los resultados académicos casi de manera exclusiva; ahora, en cambio, la repetición se piensa y se analiza mucho, ya que se procura dar la mejor solución al alumno/a.
El personal docente tiene un papel importante en esta toma de decisiones, se cargan con mucha responsabilidad, tiene miedo a equivocarse y sienten incertidumbre. Pero son quienes mejor conocen al alumnado; están muchas horas con ellas y ellos y pueden ir viendo su evolución durante los diez meses del curso. Por eso, aunque la última palabra la tiene la familia, es importante confiar en estos profesionales, escucharlos y tener en cuenta su opinión. Si la decisión final es pasar al alumno/a de curso, y éste no tiene la base suficiente y no está preparado para afrontar el siguiente curso tanto académicamente como psicológica y madurativamente, puede que en el transcurso del siguiente curso se encuentre con más dificultades, se frustre y sufra más intentando llegar a objetivos que se alejan de su alcance. Puede que todo esto termine afectándole en su autoconcepto, autoestima y en su rol en el grupo de iguales.
¿Qué significa para las familias que su hijo/a repita curso?
La decisión de repetir curso, puede ser duro tanto para el alumnado como para la familia, aunque en algunos casos puede suponer también un alivio, un respiro o una solución al malestar creado después de ir arrastrando suspensos y malas notas durante el curso o ciclo anterior. Generalmente, nos encontramos con familias que sienten frustración, impotencia y culpa. Se plantean en qué han fallado o qué es lo que no han hecho bien para que suceda. Sin embargo, también hay familias que lo aceptan y lo viven con menos angustia, ya que consideran que es una buena decisión a largo plazo. Ante estas situaciones, no dudes en contactar con nuestro servicio de orientación educativa a madres, padres y referentes.
El alumnado también lo vive con sufrimiento e incluso como fracaso (aunque esto depende de su edad y de cómo los adultos de referencia se lo han transmitido). Durante el curso no son capaces de poner la vista más allá de una semana, por mucho que se les hable o se les diga lo que puede ocurrir; tienen dificultad de poder ver las consecuencias a medio o largo plazo. Por eso, en mayo es cuando se llevan el susto donde:
- Hay algunos/as que, haciendo un esfuerzo extra, consiguen remontar y sacarlo adelante.
- Sin embargo, otros/as que, por mucho que lo intenten, están lejos de lograrlo.
Repetir curso como nueva oportunidad
Como personas adultas y referentes que somos para ellos/as tenemos que hacer un trabajo personal aceptando esta decisión como una nueva oportunidad de mejorar, de madurar y de encontrar las herramientas necesarias para poder hacer frente al próximo curso. Tenemos que darle la vuelta a la estigmatización de repetir un curso y verlo como un año de sanación, de recuperación de la confianza del alumno, de hacer nuevos amigos, de ser valorado como se merecen. Al fin y al cabo, el tener que repetir un curso, nos está diciendo que por la razón que sea nuestro alumno/a o hijo/a no llega a unos objetivos o un nivel académico preestablecido por un sistema, no que nuestro alumno/a o hijo/a no sea capaz de conseguirlo con más tiempo o de otra forma distinta.
La repetición siempre ha sido algo muy difícil de digerir, pero no hay mayor “castigo” para un alumno/a que tener que repetir curso. ¿Castigos? ¿Premios? No podemos hacernos cargo de su responsabilidad, pero sí que podemos acompañarlos y ayudarles a pasarlo de la mejor manera posible. Cuando la decisión está tomada, es importante hablarles, pero no desde la culpa y la decepción, sino analizar y reflexionar sobre lo que no ha funcionado y ver de qué manera se puede reparar para el próximo curso. En el verano hay que desconectar y disfrutar, ya que en septiembre se presenta una segunda oportunidad.
Iratxe Ortiz de Orruño y Amets Gandarias, equipo del servicio de pedagogía de Ediren
Escucha a Iratxe en una entrevista en Radio Vitoria:
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