Las personas que deciden quitarse la vida están mucho más cerca de lo que pensamos… Lo que ocurre es que el suicidio es un tema que nos genera tal nivel de angustia que lo obviamos, lo negamos, no hablamos de ello o lo minimizamos. Incluso, tendemos a simplificarlo y a hacer la distinción entre las «personas que van en serio» y las que simplemente lo hacen «por llamar la atención». Esto es muy peligroso porque, si alguien para llamar la atención pone en peligro su integridad física, es que algún problema serio tiene y nos tenemos que ocupar de ello, no podemos mirar para otro lado.
Siempre hay señales que nos indican que alguien de nuestro entorno tiene intenciones de quitarse la vida…
Cuando esto ocurre solemos intentar por todos los medios convencerle de que no lo haga, hablarle de que la vida merece la pena, positivizándolo todo… ; sin embargo, de esta manera, lo que vamos a conseguir es el efecto contrario, que esta persona se sienta peor y más sola… Es necesario no intentar convencerle de que tiene que vivir; no ensalzar las cosas por las que merece la pena seguir adelante, ya que de esta manera aumenta el riesgo de suicidio. Por el contrario, una buena forma de acercarnos a ella es diciéndole frases como ésta “¡qué dura es la vida!” y hablar de sus ganas de morir, aunque nos pueda parecer surrealista. Podemos conectar más con ella preguntándole desde cuándo está pensando en quitarse la vida… Es muy importante que pueda verbalizarlo, que hable de su suicidio, que lo exprese …
Y es que uno de los elementos que tiene más peso en estos delicados momentos es la comunicación, ya que significa un cable de conexión a la vida de esa persona que está pensando en dejarla.
Se puede decir que hoy en día hay muchos tipos de suicidios. Hay personas que se quieren quitar la vida por padecer alguna enfermedad; otras por rabia y por estar enfadadas con el mundo (piensan “os vais a enterar”); otras se suicidan por amor; y otras por vergüenza. Por ejemplo, hay muchos casos de bullying, en los que la imagen de la persona queda totalmente vulnerada e irreversiblemente dañada…Otro motivo de suicidio es el aburrimiento vital, hay personas que están cansadas de vivir, se sienten atrapadas en una vida monótona y no tienen alicientes… Incluso en la adolescencia, hay casos en los que parece que Internet “aviva” las intenciones del suicidio. El problema no es Internet, sino las perspectivas de futuro de los y las jóvenes. La desesperanza, el convencimiento de que no hay posibilidad de cambio es el principal motivo.
En cualquier caso, siempre podremos hacer algo para prevenir el suicidio. Es recomendable pedir ayuda profesional y, por supuesto, estar cerca de quienes nos puedan necesitar, escucharles y comunicarnos con ellos y ellas; no olvidemos que esto es lo les conecta con la vida.
Enrique Saracho, psiquiatra, psicodramatista. Escúchale en esta entrevista en Radio Vitoria:
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