En el último tiempo las tasas de divorcio y separación han aumentado. Por ello, vamos a hablar sobre algunas claves acerca del impacto que tienen los procesos de ruptura sobre los/as menores y de la forma en la que podemos ayudarles.
En este sentido, es habitual que como padres y madres sintamos miedo a la hora de plantearnos tomar esta decisión y que, al mismo tiempo, tengamos dudas de qué es lo mejor para nuestros hijos e hijas. Sin embargo, a la hora de entender el efecto que una ruptura tiene sobre los hijos e hijas, no debemos centrarnos únicamente en el momento de la decisión de los padres y madres de separarse, o en cómo se anunció o se produjo el divorcio. Más bien nos convendrá ampliar nuestro foco temporal y observar si la relación de los padres estaba afectando a los hijos e hijas antes de la ruptura y también después de que ésta se produzca. Junto con ello también deberemos prestar atención y analizar de qué manera las/os menores han estado y/o siguen estando involucradas/os en el conflicto conyugal y cómo se va reorganizando en el tiempo la estructura de la familia.
Teniendo esto en cuenta, una de las preguntas más habituales es: «¿cómo hacerles saber que nos separamos?». Es importante que los dos progenitores busquemos un espacio, un momento para poder sentarnos a hablar con ellos/as. En esta conversación es importante que, como personas adultas, les transmitamos ciertos mensajes:
- El divorcio es cosa los adultos, no es culpa del menor (reduce el riesgo de culpabilización)
- No hay nada que él/ella pueda hacer para que los padres vuelvan a reconciliarse (descarga responsabilidad)
- Ambos progenitores seguirán siendo padres del menor y lo seguirán queriendo como antes (apacigua los temores de abandono)
En resumen, es cierto que un divorcio produce fuertes sentimientos de pérdida y conlleva cambios en las relaciones interpersonales, y además genera en los/as menores una variedad de síntomas emocionales. Sin embargo, entendiendo que el efecto negativo del divorcio sobre los hijos e hijas depende en gran medida de la dinámica relacional que mantengan los progenitores, un factor de protección muy importante es la cooperación entre las personas adultas. Esta colaboración favorece el bienestar del/a menor al proporcionarle un entorno seguro en el que seguir queriendo a ambos progenitores, sin que querer a uno implique traicionar al otro.
Si te interesa el tema, escucha esta entrevista de nuestra compañera la psicóloga Irati Sellés en Siberia FM:
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