No son población de riesgo específica y sin embargo están siendo los más perjudicados/as en esta crisis que ha desencadenado el coronavirus. Y es que nadie se está acordando de ellos, salvo los profesionales de la educación y SUS familias.
¿Qué está pasando con la infancia? ¿Dónde están todas esas criaturas que hasta hace tres semanas iban a la ikas, jugaban en los patios y parques con sus amigos y por qué no decirlo también, desesperaban a sus padres/madres al ponerse a hacer los deberes?
Los niños/as y adolescentes están creciendo, están construyendo su identidad, construyendo las personas que serán cuando lleguen a la edad adulta. Y esto, les hace vulnerables. Lejos de lo que se está haciendo, como sociedad deberíamos prestarles una especial atención. Están haciéndose en el horno y, además, son el futuro.
Los y las niñas necesitan de entornos seguros. Sus figuras referentes son las que van a dotar a esa criatura del cuidado y la confianza básica que necesita para que el día de mañana se convierta en una persona autónoma y sana.
Sí, ya… ¡que fácil! ¿ y esto cómo se hace?
No es nada fácil de hacer dado los ritmos frenéticos de vida que lleva(ba)mos; horarios agotadores de trabajo se entremezclan con horarios de la ikas, súmale una lista infinita de extraescolares, más otra lista de etxeko lanak… Todo esto, se HA PARADO DE GOLPE Y PORRAZO. Y ahora… ¿Qué?
AHORA puede ser momento de PARAR, de escucharnos y aprender unos de otras. Pero para poder hacer esto, antes tendremos que ocuparnos también de tratar con los más txikis todo lo que está ocurriendo.
Es importante transmitirles tranquilidad y seguridad. Tenemos que ser claros, los niños/as necesitan que les traduzcamos todo lo que está pasando, lo importante que es quedarse en casa (para protegernos y para proteger a los demás), y que pronto pasará y volveremos a clase, al parque… Por supuesto, mantenerlos lejos de los medios de comunicación, lejos de la alarma y el sensacionalismo. El exceso de información les asusta y se pueden sentir abrumados.
Son días de poder recuperar tiempo para jugar, ver fotos, películas, aprender y divertirse juntos. Tenemos algo que hasta ahora no teníamos, TIEMPO. ¡¡Aprovechémoslo!!
Sentarnos a charlar con nuestros hijos e hijas, es algo que tenemos “olvidado”. El sentirse mirada y escuchado, es algo que va a reforzar su autoestima, va a sentir que es importante y que nos interesa lo que tiene que contarnos.
Es buen momento incluso, para que empiecen a desempeñar labores en casa y ayuden en las tareas cotidianas, les sacará del aburrimiento y lo podrán hacer como un juego (los más pequeños) o como vía de escape (salir a hacer la compra los más mayores).
Sin embargo, tan importante como divertirnos y jugar juntos, puede ser el escuchar sus quejas. Van a estar aburridos, van a querer salir a la calle y van a querer transgredir las normas. Es necesario no negar estas circunstancias, porque sí, el no poder salir durante tanto tiempo de casa, no poder jugar con sus amigas y el estar constantemente bajo el ojo avizor de un adulto, ¡¡es agotador!! Tienen derecho a quejarse y enfadarse, poder ponerle palabra a todos estos sentimientos, les ayudará a tolerar esa frustración y a saber que no están solas/os.
Me consta que familias y profesorado os estáis estrujando el cerebro para hacerles estas semanas más fáciles a estos locos bajitos y me consta también que la capacidad de adaptación de los niños y niñas es sorprendente; los más peques se inventan juegos y bailes para enseñar a sus padres, nos llegan vía online cuentos explicando qué es ese bichito que nos tiene en casa a todos confinados, cada día se mandan vídeos y deberes de lo más originales para el alumnado, cada día tenemos terapias online en las que los chavales nos cuentan sus días, sus miedos y sus conflictos, llamadas de las familias que nos cuentan sus preocupaciones o nuevas ideas …
Entre todos/as nos las estamos ingeniando para lidiar con estas semanas que nos quedan hasta que todo retome su curso; y cuando volvamos a “la supuesta normalidad”, a esos ritmos frenéticos, encaje de bolillos, horarios,agendas copadas de extraescolares, etc… espero que hayamos aprendido algo importante, hayamos aprendido a PARAR, un poquito al menos.
Haizea Marijuan, psicóloga, terapeuta infantil Ediren
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