Se acerca Halloween… Una de esas «fechas señaladas en el calendario» de las que adolescentes y jóvenes son protagonistas.
¿Cómo las viven, hoy en día? ¿Salir de fiesta es siempre sinónimo de «desmadre y riesgo»? ¿Esta es una de las formas que tienen de combatir la ansiedad y los problemas del día a día?
Hoy en día existen muchos estereotipos sobre los/as adolescentes. Socialmente circula una imagen peyorativa de esta etapa vital: se dice entre otras cosas que, “son hormonas desbocadas, que cuando salen se emborrachan y que no son capaces de controlar sus impulsos”. Pero en realidad, no es así. Si les enseñamos a divertirse, no necesitarán abusar de sustancias.
El papel del consumo en las fiestas de adolescentes
Se podría decir que, cada sociedad tiene a las/os adolescentes que se merece, en función del lugar que se les da. En nuestra sociedad les hemos dado un protagonismo como consumidores. Nos interesa que consuman, para acallarles, para que no piensen, no molesten, no cuestionen y no critiquen. Como no nos apetece que nos molesten y como nos cuesta entenderles, tendemos a darles un camino cerrado: “haz esto, es lo mejor para ti”, obviando su propia iniciativa y su proyecto vital. No les ayudamos, por lo tanto, a potenciar su capacidad crítica y creativa.
Actualmente, cuentan con más alternativas para escoger que hace años, sin embargo, el esfuerzo que supone ayudarles a escoger, ayudarles a crear algo distinto que no compartimos o no entendemos del todo (como por ejemplo, crear un disfraz para Halloween), se nos hace costoso, por lo que tendemos a pasar (es más sencillo darle algo de dinero y que lo compre).
Los/as adolescentes son un reflejo de la sociedad, y como tal imitan lo que ven; esto es, en lugar de dedicar energía y esfuerzo a construir algo diferente, a potenciar la creatividad, acuden a lo más rápido y sencillo para satisfacer una necesidad.
Así, en lugar de crear un disfraz, lo compran directamente. Además, al que se sale de la norma, tendemos a castigarle o señalarle, con el término “friki”. Por lo tanto, es más sencillo emborracharme si creo que así voy a divertirme (además, es lo normal y es lo que se me supone) que currármelo y buscar una alternativa que sea más costosa, pero que REALMENTE sea divertida PARA MÍ
Son muchos/as los/as jóvenes que salen y disfrutan, hoy en día, sin riesgo. Algunos no consumen y otros lo hacen de manera moderada. Pero es importante que salgan, ya que es un aprendizaje para ellos y ellas. El mundo del afuera, lo que sale de lo académico y lo hogareño, es una asignatura pendiente para los jóvenes, y es igual de necesaria que lo escolar en lo que a su proyecto vital y su crecimiento se refiere. En las fiestas los/as jóvenes disfrutan de su grupo de pares, crean vínculos, se relacionan, tienen que gestionar conflictos o reconciliaciones, aparece la frustración, el afrontamiento de situaciones vergonzosas y complicadas, etc.
Todo ello repercute en el crecimiento del adolescente. Ayudarles a que este crecimiento conlleve un menor riesgo es ayudarles a potenciar su creatividad, a construir algo diferente; en definitiva, ayudarles a encontrar formas de divertirse. Este aprendizaje conlleva una menor necesidad del abuso de sustancias para afrontar los problemas (ansiedad/tristeza) o para la búsqueda de la diversión, ya que justamente, de esa manera, no disfrutan, ni se divierten. FIESTA + ADOLESCENTES = APRENDIZAJE
Hábitos de ocio en adolescentes
Los patrones de consumo han cambiado, y afortunadamente el consumo general de sustancias ha disminuido. Hoy en día existe una mayor concienciación sobre las drogas, como por ejemplo sobre el tabaco, pero no sólo por parte de los/a adolescente, sino de toda la población en general. Tenemos jóvenes que realizan más conductas saludables por la importancia que se le da al cuerpo desde lo social, y jóvenes con un pensamiento crítico muy desarrollado, que incluso son capaces de revelarse y construir nuevos proyectos sociales como el de Errekaleor, en Vitoria-Gasteiz.
Sin embargo, nos quedamos con que aunque la cantidad de alcohol general que consumen haya disminuido, realizan ingestas de grandes cantidades de alcohol en poco tiempo. Por lo que tendemos a fijarnos solamente en aquellos que se pasan y lo extrapolamos a toda la población adolescente.
Hoy en día, ese hábito de darse atracones de alcohol o emborracharse rápido, tiene que ver con la inmediatez y la premura que existe para cualquier cosa en la sociedad. Lo queremos todo al momento, rápidamente y la espera nos frustra muchísimo, no nos permitimos el gusto de aburrirnos. Queremos sentir las cosas al instante, la alegría, la diversión, y a ser posible, sin realizar grandes esfuerzos ni esperas.
Consumo y riesgos de las fiestas de adolescentes
En la evaluación de la Estrategia Nacional sobre Drogas 2009 -2016 llevada a cabo por el Ministerio de Sanidad se determina que:
- La edad de inicio en el consumo de alcohol ha crecido ligeramente, de los 13,7 a 13,8 años de media, mientras que la de inicio del tabaco ha pasado de los 13,3 a los 13,9 en el mismo periodo.
- Ha aumentado el porcentaje de población general que consume alcohol por atracón, de 14,9% al 17,9%, y es la única sustancia en la que ha crecido el número de consumidores considerados «problemáticos».
- Respecto a otras sustancias ha caído considerablemente el abuso ya que en 2015 había 15.000 consumidores problemáticos menos de heroína, 45.000 menos de cocaína y hasta 245.000 menos de cannabis.
Respecto a la prevención del consumo de drogas, hoy en día somos conscientes de que simplemente con decirles a los jóvenes qué drogas existen, cuáles son sus efectos y que son tremendamente malas, no sirve. Aun así, tendemos a decirles “no bebas y no te emborraches, que eso está mal”, cuando ellos y ellas son perfectamente conscientes de lo normalizado que está el alcohol en nuestra sociedad y del uso que hacemos los adultos del mismo. El mensaje debería ser, abusar del alcohol o pasarse tiene poco de diversión, no disfrutas.
Por otro lado, en Islandia existe un programa de prevención que incluye a toda la población y que consiste en dar espacios y oportunidades a los jóvenes para potenciar su creatividad y su disfrute. Además, dan importancia a pasar momentos de calidad en familia, donde se continúe potenciando la creatividad: creatividad como antídoto al abuso de alcohol.
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