Vamos a poner el foco en la dura y difícil tarea de acompañar a una persona adolescentes hoy en día. En este contexto, nos preguntamos:
- ¿La adolescencia significa lo mismo hoy en día que en otros momentos históricos?
- ¿Son diferentes a las personas adolescentes de otras generaciones?
- ¿Hablamos de una generación de cristal?
Escucha a nuestra compañera Hilargi Macho en esta entrevista:
Conductas de riesgo en adolescentes de hoy
Desde el prisma de la salud, si observamos a los y las adolescentes de hoy, se constata un aumento en la demanda de trastornos de ansiedad y depresión. Pero esto no significa que podamos afirmar que las personas adolescentes de ahora estén peor que las de antes. En paralelo, se ha registrado un decrecimiento en otro tipo de demandas. Por ejemplo, han descendido las cifras en:
- Consumos de sustancias
- Trastornos de conducta
- Accidentes de tráfico
- Delincuencia
En este sentido, de manera global, las conductas de riesgo son más bajas.
Una realidad cambiante
Estamos frente a un cambio de realidad, donde las personas adolescentes parecen tener otro tipo de sensibilidad. Parecen manifestarla de otra manera. El ser más sensibles no les convierte en más débiles; simplemente significa que sienten y expresan el malestar de otra manera. No tenemos que olvidar que los y las adolescentes son el eco del sistema social y familiar al que pertenecen; son seres que responden a un mundo cambiante e incierto.
La adolescencia es una etapa de transición, el camino que se hace desde ser niño hasta ser adulto. Pero, ¿qué es ser adulto hoy en día? Si vamos a la definición de la RAE un adulto es un ser vivo que ha llegado a la plenitud del crecimiento o desarrollo. En otras generaciones emanciparse de los padres, tener un trabajo estable, formar tu propia familia, etc. eran maneras de medir esa plenitud del desarrollo. Pero esos moldes que antes servían, hoy en día han dejado de funcionar. El malestar que muestran las personas adolescentes es el reflejo de que algo no les está funcionando; no están encontrandolo que necesitan ni en sus referentes ni en la sociedad.
No tienen referentes válidos
- La precariedad laboral que existe no permite a las personas jóvenes tener trabajos ni ingresos estables para poder emanciparse, por lo que este proceso deja de responder a las necesidades evolutivas; aunque tengan ganas de irse de casa, muchos no pueden permitírselo.
- El concepto de la familia, los mandatos sociales sobre la reproducción y nuestros roles como hombres y mujeres se están poniendo cada vez más en entre dicho, por lo que muchos jóvenes optan por no tener hijos y construir otro tipo de familias.
Si todo esto nos ha dejado de definir como adultos, ¿qué es ser adulto hoy en día? Sigue siendo una pregunta confusa, y eso los adolescentes lo saben; sienten que no tienen referentes válidos. Como hemos dicho están viviendo una época de transición, donde el objetivo es llegar a la madurez. Pero con todo este contexto, no está claro cuál es la meta, hacía donde tienen que transitar, cuál es el objetivo o fin de su viaje; y caminar sin meta siempre es un trabajo más difícil.
La sociedad influye a los adolescentes
Además de los referentes adultos más cercanos, la sociedad tiene una gran influencia en las personas adolescentes y su proceso madurativo. Como hemos dicho antes, vivimos en un mundo cambiante e incierto, donde los futuros distópicos están cada vez más cerca de la realidad. Son adolescentes que:
- han pasado una pandemia mundial
- están viviendo las consecuencias de un cambio climático
- han vivido tiempos de crisis social
- están transitando por tiempos donde la utopía ha muerto
- pertenecen a una sociedad en la que ha habido una perdida colectiva de la confianza en la transformación, ya que hemos renunciado a la idea de que otro mundo mejor es posible.
En este sentido, cuando las personas adultas miramos al futuro hay una mirada de desesperanza, algo que desmotiva o desmoviliza. Si lo que viene en el futuro no tiene la oportunidad de ser mejor, ¿por qué tienen que estar motivadas las personas adolescentes para seguir para adelante? Por ello, es importante:
- Saber qué pueden estar viviendo, y no abandonarlos; acompañarles en su educación. En este contexto, como personas adultas, ya seamos padres o no, tenemos mucho que decir y hacer.
- Que el adulto sienta que tiene algo que ofrecer, que sea la figura de apoyo y sostén.
Las necesidades de los adolescentes de hoy
Para saber cómo ser un buen referente, tenemos que contextualizar la necesidad del adolescente en este mundo cambiante. Lo que las personas adolescentes pedían a las adultas para ser su referente válido en algunas épocas, no es lo mismo que necesitan en este momento histórico y social. En otras generaciones, el adulto muchas veces era fuente de sabiduría; «una persona que sabía más que yo y que tenía más experiencia en la vida». Sin embargo, si tomamos en consideración el desarrollo tecnológico, por ejemplo, muchas veces las nuevas generaciones se manejan mejor que sus propios padres; son los hijos y las hijas quienes ayudan a los padres, y quienes tienen más conocimiento. Se da una inversión de roles.
En un contexto social tan cambiante, la experiencia vital que han tenido los padres no tiene nada que ver con la experiencia vital que van a tener los adolescentes, ya que viven en mundos que son muy diferentes. Debido a esto, la manera de vivir del mundo de los padres no es un modelo a seguir, aunque la experiencia sí les aporta una sabiduría que los adolescentes no tienen.
¿Cómo ser referentes válidos para los adolescentes?
En el diálogo intergeneracional es importante transmitir el mensaje de que a pesar de que como adultos no tenemos todo resuelto, tenemos mucho que enseñar y acreditarnos como figuras de autoridad; que no es lo mismo que autoritarismo. Las personas adolescentes necesitan escuchar que merecen la pena, que hay adultos que creen en ellas, que les valoren el esfuerzo que están haciendo. No podemos esperar que sigan los mismos pasos que nosotros, que sigan nuestro camino, que nos tomen como ejemplo a seguir. Es sano asumir que van a tener un camino diferente, y que pese a esa diferencia, les vamos a seguir apoyando. Desde lo emocional es importante bajarles los niveles de exigencia, de que tiene que sacarse muchas carreras y títulos para poder trabajar, y enseñarles que la ansiedad y la depresión no son síntomas de debilidad.
Límites y responsabilidades
Posicionándonos en la figura de adulto que se acredita como figura de autoridad, los límites son de vital importancia. Los límites transmiten seguridad, y son el sostén necesario para que vayan adquiriendo herramientas necesarias para la vida. Los adolescentes no son adultos en miniatura, ni tampoco niños grandes. Por ello, es importante darles responsabilidades que respondan a sus procesos madurativos; no dejándolos solos en su educación pero dándoles la oportunidad de enfrentarse poco poco al mundo, brindándoles capacidad de decisión.
Por último también es muy importante el mensaje que transmitimos sobre el mundo, sobre el futuro. ¿Acaso no estamos desvalorizando el mundo que tenemos? Aunque algunos factores sociales puedan darnos la sensación de una decadencia a diferentes niveles, es importante rescatar los cambios positivos, que también los hay. Valorar lo que hacen por el mundo los jóvenes, rescatar la esperanza, las ganas de cambio, y reconectar con la idea de que la transformación sirve para algo, resucitar la utopía, ya que como decía Galeano, es lo que nos hace caminar.
Fdo. Hilargi Macho, maestra especializada en Educación Primaria y Educación Especial. Gabinete Psicopedagógico Ediren
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