Pasamos muchas horas en el trabajo, a veces muchas más que con nuestra familia y amistades. Tenemos que entender que nuestro entorno laboral es determinante de nuestra salud física y mental.
Pero, ¿por qué dos personas con una carga de trabajo parecida, con una categoría laboral parecida, con un sueldo parecido van al trabajo de muy diferentes maneras, una como si fuera un premio y otra como si fuera un castigo?
¿De qué depende la motivación con la que vamos a trabajar? ¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?
Estas fueron algunas de las preguntas que se lanzaron ayer y que sirvieron para reflexionar entre las personas que acudieron a las charla «Ir al trabajo: ¿premio o castigo?», que ofreció Enrique Saracho, psiquiatra, psicodramatista de EDIREN cooperativa de salud-osasun kooperatiba.
Una de las ideas que se expusieron es que «Estamos en un sistema que premia la incompencia y castiga la competencia…».
También se afirmó que hoy en día «El jefe/a más tirano que tenemos somos nosotros/as mismos, porque el trabajo es un bien escaso».
Una de las principales conclusiones que se sacaron de la charla, que después dio lugar a un rico debate, es que el sueldo no es la única motivación a la hora de desempeñar nuestro trabajo. Estaremos más motivados y nuestra autoestima será mayor si al final del día sentimos que hemos contribuido a cambiar el estado de las cosas; que hemos aportado nuestro granito de arena para transformar nuestra realidad.