Miren tiene 35 años, es natural de un pueblo de Guipúzcoa pero actualmente trabaja en Vitoria-Gasteiz, aunque es probable que la trasladen a otro sitio. Aunque lleva mucho tiempo aquí, dice que no le importaría marcharse porque no le ata nada.
Lleva más de un mes pensando en pedir ayuda, justo después de un viaje con una amiga, ya que se ha pasado llorando todas las vacaciones. Su amiga le ha dicho que tiene la autoestima muy baja y que no se quiere nada.
Ella es consciente de que ha explotado ahora, pero que lleva mucho tiempo mal, y aunque ha sido una hija, amiga y alumna modelo se siente muy insatisfecha y perdida. Siempre se ha sentido inferior a los demás y se ha comparado con su hermano; aunque se fue de casa para evitar esas comparaciones no se siente mejor. Por mucho que tenga logros profesionales no se siente mejor. Ha llegado a la conclusión de que no tiene seguridad en sí misma.
Se siente fatal sobre todo porque piensa que no tiene motivos para quejarse ya que supuestamente lo tiene todo para ser feliz: un buen trabajo, amigos, una buena familia?.
Decide pedir ayuda en EDIREN y comenta que sólo el hecho de tener una cita ya le tranquiliza. Ya ha tomado una decisión, va a ocuparse de sí misma, quiere entender lo que le pasa y, aunque le da un poco de miedo, esta decisión ya le hace sentirse más segura.
Después de un tiempo de terapia se da cuenta de que hay algunas cosas que le hacían sufrir: una experiencia de abuso que sufrió de pequeña, la necesidad de contentar continuamente a los demás, sin pensar en su deseo, y su tremenda sobre exigencia.
En este momento, Miren se está cuestionando qué es lo que ella quiere en la vida. Ya no tiene tanto miedo a defraudar a los demás, sus relaciones son más sanas ya que se permite el enfado y, aunque es consciente de que necesita que le sigan empujando para hacer ciertas cosas, ahora siente que se merece lo bueno. También se está reconciliando con los hombres aunque le da susto ser deseada.
Sus palabras textuales son un buen resumen: sé que tengo muchos frentes abiertos; pero ahora sé lo que me pasa y no vivo con la misma inseguridad, me siento más fuerte y disfruto más de las cosas.