Oscar es un chico de 30 años, natural de Vitoria-Gasteiz, que solicita consulta por llevar un mes deprimido, sin ganas de hacer nada. Incluso ha dejado de acudir al gimnasio que antes le gustaba muchísimo y le sentaba muy bien. No siente ilusión por nada, ni por salir con los amigos. Siente ganas de llorar continuamente, ha perdido el apetito y le cuesta conciliar el sueño. Actualmente se encuentra en paro y vive con sus padres. Todo ello ha provocado que la relación de pareja que mantiene con Amaia se vea resentida; discuten mucho más, ya no se ven tanto,?
Oscar salió de casa a los 22 años a un piso compartido con unos amigos. En esa época ya había conocido a Amaia, eran pareja y cuando Oscar contaba con 25 años se fueron a vivir juntos. La convivencia en pareja fue dura los primeros meses hasta que lograron adaptarse a la nueva situación. Tras acabar la carrera de empresariales le ofrecen un contrato en la Asesoría donde realizó las prácticas. Debido a la situación de crisis económica, despiden hace 8 meses a Oscar lo cual provoca un replanteamiento del proyecto de convivencia ya que solamente cobra el paro; aunque Amaia también trabaja le han reducido la jornada y no pueden permitirse hacer frente a los gastos del piso. Tras varios meses de aguantar en la medida en que pueden, toman la decisión de dejar el piso y volver cada uno a casa de sus padres.
El proyecto de pareja se había consolidado hasta el punto de que incluso habían hablado de formalizar la relación y Oscar siente que ha dado un paso de gigante hacia atrás al volver a vivir en casa de sus padres. Se le está haciendo muy duro y pesado: tengo que aguantar continuamente a mi madre que no hace otra cosa que preguntarme a dónde voy, cuándo voy a volver, ? yo ya estaba acostumbrado a ir a mi aire sin dar explicaciones? bueno? excepto a Amaia?, pero era distinto que con mi madre? Además ya no tiene ni ganas de seguir buscando trabajo.
En EDIREN se le recomienda una sesión semanal de psicoterapia con una psicóloga del equipo. Iker encontró un espacio de escucha donde poder hablar con más libertad que con su madre, su novia o sus amigos ya que tiene claro que la terapeuta no le va a reprochar nada, ni tampoco le va a decir lo que tiene que hacer con su vida.
Tras dos meses de trabajo Iker se siente más a gusto consigo mismo. Ha aprendido que las cosas no salen cómo y cuando uno quiere pero que eso no significa haber fracasado. Ha aprendido que las decepciones hacen crecer a las personas. También ha encontrado sus puntos fuertes lo que le ha permitido tomar sus propias decisiones y relanzar su proyecto de vida. Al mismo tiempo, su terapeuta ha estado atenta a la sintomatología depresiva por si fuera necesario remitirlo al psiquiatra del equipo para reforzar la terapia con medicación.