¿Cómo podemos vivir a partir de los 60 años? Hace todavía no mucho tiempo, cumplir 60 años era sinónimo de entrar en una etapa en donde ya solo quedaba envejecer y “dejarse llevar”…
Se daba por supuesto que todo lo que había que hacer en la vida, todo lo que “se esperaba de ti”, ya estaba terminado: las mujeres ya habían criado a sus hijos e hijas, habían cuidado de su familia y hogar; en este momento continuaban “cuidando” de sus maridos, pero poco más… Aparecía lo que denominamos “el síndrome del nido vacío”.
Los hombres, jubilados o cerca de la jubilación, ya habían terminado su “edad productiva” y se sentaban para “ver pasar la vida”.
Cómo vivir a partir de los 60: Ahora me toca a mí
Afortunadamente, los tiempos han cambiado… Los estereotipos se van rompiendo… Ya desde hace alguna década, la esperanza de vida es mayor, los hábitos y los modos de vida son otros, y llegar a los 60 ya no es sinónimo de encarar la última etapa de la vida como mero espectador; sino de tomar parte activa de ella y, en definitiva de VIVIRLA. Podríamos decir aquello de “AHORA ME TOCA A MÍ”
¿Cómo? Pues de muchas maneras, cada cual en la medida de sus posibilidades y de lo que le permitan sus otras prioridades vitales:
- En su mayoría retomando esos proyectos que dejamos por el camino y a los que nunca pudimos “hincar el diente”, viajando, leyendo, colaborando con una ONG o simplemente “haciendo las cosas que me hacen sentir bien”.
- Por otro lado, cada vez hay más interés en cuidar la alimentación o hacer ejercicio físico; pero no para tener una talla 38 o correr una maratón, sino para estar a gusto tal y como eres con tus defectos y tus virtudes.
- Hay muchas personas mayores de 60 años que siguen cuidando de sus nietos y sus nietas, pero no “a tiempo completo”; sino con limitaciones para poder dar lugar a espacios y tiempos necesarios para cada una/o.
¿Una segunda adolescencia?
Hay quien dice que esta etapa es como vivir “una segunda adolescencia”, lo que llaman sexalescencia, pero no es igual ni muchísimo menos…
A partir de los 60 es un momento vital ideal para ilusionarnos, arriesgarnos y emprender o retomar proyectos, pero con un gran aliado de viaje: la madurez que nos ha dado el paso de los años, que nos hace estar con “los pies en la tierra” y nos permite disfrutar de manera pausada, consciente y comprometida.
No se improvisa
Cierto es que todo esto no se improvisa, las personas que “se permiten” afrontar su vida a partir de los 60 años de esa manera han convivido con un cierto estilo de vida que se ha ido cultivando años atrás. Hay personas de 40 años que probablemente sean más “viejas” que otras de 70, precisamente por su actitud ante la vida.
No se trata de “infantilizar” o de “vivir una segunda juventud”; se trata de poder VIVIR con mayúsculas las últimas décadas de la vida de manera libre, eligiendo lo que de verdad me hace sentir bien. Ojalá todas las personas tengan posibilidad de poder hacerlo, porque no solo estamos hablando de “posibilidades económicas”, sino de permitirnos el “disfrutar de la vida” con lo que tenemos a nuestro alcance.
Idoia Lizarralde, Comunicación Ediren
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