De todas las situaciones terribles a las que se puede enfrentar una persona, la que peor gestiona es la incertidumbre. El ser humano actual de la sociedad occidental está preparado para gestionar el dolor, la adversidad, la escasez, la injusticia, la soledad el accidente catastrófico y hasta la muerte pero lo que realmente no puede soportar es el no saber. Lo desconocido le provoca una sensación de impotencia, inseguridad y descontrol insoportable. Es por eso que siempre va a preferir el Apocalipsis a la incertidumbre. Frente a la catástrofe se puede luchar, hacer algo, pero frente a la incertidumbre sólo se puede esperar y confiar, no en nosotros, sino en otros y definitivamente eso no lo sabemos hacer.
Sorprende la rapidez y eficacia en que la gran mayoría de la población ha asimilado las pautas dictadas desde los organismos competentes sobre lo que debemos hacer para ralentizar la expansión del COVID-19, muchas personas están demostrando una gran responsabilidad y un alto sentido cívico, pero después de eso ¿qué tenemos que hacer? Esperar en casa sin hacer nada, ¿qué hacemos con el miedo, con la aprehensión? ¿Cómo gestionamos la incertidumbre? El miedo se contagia mucho más rápidamente que cualquier virus. También podemos limitar la expansión de la pandemia de miedo.
- La situación que estamos viviendo es nueva y es normal que tengamos ansiedad y desconcierto. No luchemos contra el miedo, aprendamos a convivir con él. No somos héroes o heroínas. No estamos en guerra, las generaciones precedentes saben lo que es no tener un lugar seguro donde resguardarse y pasar hambre. Nadie nos está pidiendo que hagamos nada que no esté a nuestro alcance.
- Entendamos que igual que hay cuerpos más vulnerables que otros a la infección del virus, también hay mentes más vulnerables a la pandemia de miedo. No todas las personas tienen los mismos recursos emocionales para afrontar una situación como la actual. Seamos empáticos con las personas más asustadas sin embargo esto no es incompatible con marcar límites de forma firme ante reacciones irracionales potencialmente peligrosas.
- A algunas personas, que siempre han sido disciplinadas les vendrá bien establecer rutinas diarias, pero a otras igual eso no les funciona y prefieren improvisar, ser espontáneas y creativas. Seamos conscientes de que estamos preparados para adaptarnos a las situaciones nuevas, la necesidad agudiza el ingenio. Seamos creativos, no esperemos a que otros nos dicten lo que tenemos que hacer, asumamos liderazgos y tomemos iniciativas, siempre dentro de lo que marcan las autoridades sanitarias.
- La ansiedad y el miedo es una reacción adaptativa que nos prepara para la acción pero cuando nos desborda el miedo y entramos en pánico nos convertimos en personas muy vulnerables. El pánico se contagia muy fácilmente y nos transforma en un instante, nos convertimos en personas muy influenciables, nuestra conciencia se estrecha, perdemos la capacidad crítica y actuamos de forma impulsiva. Cuando actuamos así entramos en modo “sálvese quién pueda” y podemos empeorar la situación exponiéndose a situaciones que aumentan el riesgo propio o ajeno. Intentando escapar de la sartén podemos caer en el fuego con mucha facilidad.
- Mantener la unión. Si en un pueblo se incendia una casa es probable que todo el vecindario coopere de forma coordinada haciendo una cadena humana de baldes de agua para apagar el fuego, pero si son todas las casas las que se incendian a la vez es probable esta cooperación se convierta en competición y la gente se pelee por un balde. Vivimos en un mundo globalizado, lo que come una persona en China un día pone en jaque al mundo entero a los cuatro meses. Tomemos conciencia de que estamos en el mismo barco y si no coordinamos nuestras acciones de forma disciplinada nos vamos a hundir todos.
- Es en estas situaciones donde afloran nuevos liderazgos. En cuanto al liderazgo, ni están todos los que son ni son todos los que están. Hay muchas personas valiosas que en condiciones normales están en la sombra pero es en estos momentos cuando afloran. La situación de crisis global pone a prueba la valía real de las personas, aquí y ahora, la imagen y las apariencias no valen. Estas situaciones desenmascaran nuestras capacidades psíquicas y ponen a cada persona en su lugar.
- El humor es un excelente mecanismo de defensa, Los whatsapp de humor son un buen ansiolítico y nos permiten estar conectados mitigando la sensación de indefensión.
- Las mascotas ayudan mucho a canalizar la ansiedad.
Enrique Saracho, psiquiatra, psicodramatista, director técnico de Ediren
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