¿Por qué hablar de Osteopatía?
El estrés está muy presente, hoy en día, a consecuencia del estilo de vida que llevamos. Con ello, las patologías que se derivan del mismo también son numerosas. Unas patologías que, a priori, no relacionamos con nada o que en muchas ocasiones achacamos a que la almohada o la cama no son adecuadas. El estrés puede afectarnos de diferentes formas: con la aparición de una migraña, un dolor en la pantorrilla o causarnos alteraciones digestivas.
En este artículo, vamos a centrarnos en cómo la Osteopatía puede ayudarnos a equilibrar nuestro sistema digestivo para que estos síntomas mejoren.
Osteopatía visceral
El aparato digestivo es muy complejo, por lo que su alteración puede presentarse de diversas formas con nombres que a buen seguro nos resultan familiares: reflujo gastroesofágico (tanto en bebés como en personas adultas), hernia de hiato, gastritis, hinchazón abdominal, digestión lenta, gases, diarrea, estreñimiento, etc. Todos estos síntomas pueden tener su origen en una mala conducta alimentaria, intolerancia, infección o alteración en el funcionamiento de un órgano. Además de esto, estas alteraciones pueden referirnos dolor a cualquier parte del cuerpo: desde un dolor de cabeza por una operación de estómago a un dolor lumbar por estreñimiento.
“Un órgano sin movimiento, no realiza bien su función”
Reestablecer el equilibrio
Desde la Osteopatía visceral, nos centramos en la movilidad de los órganos para reestablecer el equilibrio de los diferentes sistemas de nuestro organismo y mejorar así su funcionamiento. Debemos tener claro que si una víscera, al igual que una articulación, no presenta una correcta dinámica, no realizará bien su función y nos podrá doler.
Con la Osteopatía buscamos devolver esa libertad de movimiento mediante el tratamiento de las zonas de hipomovilidad, ya sea de una víscera o de una vértebra. No se puede abordar este concepto sin entender que todas nuestras vísceras están unidas entre sí mediante el tejido fascial, el cual también está conectado a los huesos; por lo que una disfunción de una víscera, puede afectar a un hueso y viceversa, sin olvidarnos de la serie de tejidos que hay entre medias que también podrán verse afectados; ya sea causándonos una tendinitis en el hombro o una trocanteritis.
“La Osteopatía como herramienta para devolvernos el equilibrio”
Tratamiento osteopático
Por tanto, el diagnóstico osteopático va enfocado tanto a la evaluación de las vísceras como al resto de estructuras que integran nuestro sistema y la interconexión existente mediante las fascias y el sistema nervioso. Así que, si retomamos lo que decíamos al principio, el estrés puede darnos dolor de estómago como ya sabemos, pero también cervicalgia.
Nuestras Osteópatas utilizan sus manos para realizar movimientos respetuosos en el sistema en disfunción, y así corregir los desequilibrios que estén presentes para ayudar al cuerpo a mejorar la salud.
Tras el tratamiento osteopático, podemos notar diferentes cambios que pueden ir desde una digestión más rápida, desaparición o reducción del reflujo, disminución de la hinchazón abdominal con reducción de dolor, etc. Además, nuestro organismo mejorará en la absorción de minerales, vitaminas y nutrientes, gracias a la devolución de los ritmos viscerales.
Ejercicio y alimentación adecuados
Con todo ello, no podemos olvidar que el cuerpo es una máquina que requiere de un correcto mantenimiento y buen combustible. Por ello es muy recomendable:
- Tanto hacer ejercicio adaptado a las necesidades de la persona
- Como seguir una adecuada alimentación rica en frutas y verduras frescas
- Reducir el consumo de proteínas animales y sustituir los lácteos por productos vegetales
- Sin olvidarnos de reducir el consumo de azúcares procesados y de composición simple.
Tan importante es cuidar el interior como el exterior porque todo es uno.
Desde la Osteopatía, no entendemos el cuerpo por partes, sino como un todo. Las distintas partes se complementan entre ellas; si una falla, el resto también lo hace, como efecto dominó.
Ven a Ediren y ponte en nuestras manos.
Patricia Gas, fisioterapeuta, osteópata
Deja una respuesta