Los ritmos que llevamos en nuestro día a día son tan acelerados que, en muchos casos, no permiten escucharnos. Desde Ediren siempre hemos hecho hincapié en la importancia que tiene parar para poder escuchar nuestro cuerpo. De lo contrario, si no le prestamos la suficiente atención y escucha, nos acabará pasando factura; en consecuencia, aparecerán dolencias físicas que tendremos que remediar.
Hoy vamos a parar un poco, vamos a mirar nuestro entorno, vamos a observar lo que tenemos y sentimos a nuestro alrededor.
El día es gris y lluvioso, hay poca luz, hace frío, las calles están llenas de hojas de color rojizo, nuestro cuerpo está tapado por varias capas de ropa. Sí, estamos en otoño. La lluvia y el frío han llegado para quedarse y estos cambios estacionales influyen en nuestra Salud. Hay que prestarle atención e ir adaptándose poco a poco.
Diferentes sensaciones en cada estación
Aún en nuestras retinas y en nuestra memoria a corto plazo podemos recordar otras sensaciones muy diferentes; el aire cálido sobre nuestra cara, la luz, colores, sonidos de pájaros…
Si nos hacemos preguntas como éstas: ¿cómo sentimos y cómo huele cada estación?, ¿a qué huele la primavera, o a qué huele el otoño o el invierno, ¿qué sensaciones tenemos con cada una de ellas?, respondemos casi siempre lo mismo. La primavera es luz y vida, huele a hierba cortada; el verano es calor y huele a sal o cítrico o aires campestres, en otoño hay una explosión de colores en los bosques por las hojas caducas, aparecen las brumas y las aves migran, huele a tierra húmeda, a manzana oxidada, a castaña, es la preparación para el invierno, estación gris con días cortos y muy poca luz, el invierno es silencio, huele a cuero, huele a leña…
Cambios estacionales y Salud
Los cambios estacionales influyen en nuestra salud.
Nuestro cuerpo siente diferente en cada una de las estaciones; pero no sólo siente, sino que nuestro organismo, nuestro sistema inmunológico también funciona diferente en cada una de ellas. Nuestro estado emocional también varía.
El paso del calor al frío, los cambios bruscos de temperatura, hace que nuestro metabolismo se altere, baje la presión arterial, nuestros músculos se contraen. Sintiéndonos más cansados y sin ganas de hacer nada hasta que nos adaptemos al cambio.
En otoño sentimos nostalgia tristeza. Venimos de una estación llena de energía como es el verano, ahora nuestra energía disminuye.
Una de las causas estudiadas es: la cifra de monocitos, que son unos glóbulos blancos de la sangre con un enorme potencial inflamatorio, su actividad es máxima en invierno. Un aumento de proteínas como la interleuquina 6 o la proteína C reactiva favorecerá a que aparezcan alteraciones en nuestro sistema musculoesquelético, o metabólico con la diabetes tipo 1 o mental con alteraciones psicológicas y psiquiátricas.
¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestro sistema inmunológico?
Hay algunas recomendaciones que ayudan y contribuyen a que, en condiciones normales, el sistema inmunológico esté lo más sano posible:
- Una buena dieta, adecuada y rica en nutrientes y vitaminas.
- Una ingesta hídrica apropiada.
- Ejercicio físico regula.
- Evitar en lo posible exposición a factores de riesgo de infecciones.
- Abrigarse adecuadamente.
- Evitar el estrés tanto psicológico como físico.
Es importante saber que nuestros hábitos son herramientas fundamentales para nuestra salud.
Yolanda Valle López de Samaniego, fisioterapeuta, experta en reeducación postural del equipo de Ediren
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